Con la aparición de los avances tecnológicos, empiezan a surgir nuevas formas de entretenimiento, los videojuegos. El primero en la historia fue 'Nought and crosses' o también conocido como tres en raya. A partir de ahí, no han dejado de desarrollarse logrando nuevas experiencias, nuevos gráficos y nuevos juegos. Aún así, estos son habitualmente relacionados con algo malo, malas conductas y mal rendimiento en el colegio. ¿Es posible utilizar los videojuegos como una herramienta de aprendizaje y de entretenimiento a la vez? Según Daniel Sánchez, la respuesta es sí, ya que "los seres humanos, al igual que casi todos los mamíferos, aprendemos jugando, eso ya se estudió desde los años 60".
Daniel Sánchez, graduado en comunicación audiovisual, es el director de la empresa de diseño 'Gammera Nest', que lleva trabajando años en el diseño de videojuegos donde el aprendizaje va por delante de la diversión ya que, asegura, "bien utilizados y pensados para ello pueden ser una herramienta muy eficaz". Además es profesor de la Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecología, y mentor de 'Play Station Talents'.
Su primera experiencia fue el diseño de un videojuego para el Museo Thyssen en torno a 2013 junto a Play Station, donde crearon un videojuego que les permitía viajar a través de las obras de arte. Para ello, tuvieron que estudiar la colección del museo y lo que querían transmitir porque no solamente era contar la producción sino llegar a jugar con ella. Al final se decantan por un juego sencillo con aventura gráfica y puzzles que permitía a los niños jugar con estos rompecabezas sencillos con las obras, aunque no siempre eran los cuadros en sí sino lo que se quería transmitir, y una información más detallada o compleja para los adultos.
Para Daniel Sánchez, "la idea es que los videojuegos tienen que ser como cualquier otro juego, un juego que cuanto más social sea e incluso más posibilidades de interactuar los padres con los hijos, mejor será la relación que tienen estos en su terreno de juego que es el aprendizaje". Además, plantea que siempre se ha tratado a los videojuegos como algo de niños por lo que los padres no se acercaban, algo que se debería de trabajar de la misma manera que se juega a la pelota.
A partir de su proyecto en el Museo Thyssen, empezaron a llegarle más ofertas como del Museo del Prado. Actualmente continúa impartiendo talleres en la Fundación Telefónica o el Museo Arqueológico Nacional (MAN) ya que su labor es difundir cómo se hacen los videojuegos en todos los públicos y que la gente que no sabe de ellos o no se acerca pueda entender que no es difícil, opina.
Para el este diseñador, todavía es complicado considerar arte a los videojuegos "pero ya son un medio de expresión diferentes a otros, que tiene características que los medios de comunicación no tienen ahora". También piensa que el problema que tiene este medio es la tendencia de la sociedad a decantarse por el componente tecnológico que tienen los juegos digitales lo que hace que los vea "como tecnología y no como algo cultural". "Nosotros como diseñadores vemos las dos partes, por un lado es tecnología y es innovación, y por otro lado no deja de ser expresión artística".