Hay quien ha denominado a esta tercera ola del coronavirus como ‘la ola psicológica’. Además de la incidencia directa de la pandemia en la salud física, se están detectando cada vez más trastornos como el estrés, la ansiedad o la depresión. Una huella psicológica que es más acentuada en el colectivo de los sanitarios. Un 45% presenta un riesgo alto de trastorno mental después de trabajar en la primera ola de la pandemia, y un 3,5% ha llegado a pensar en el suicidio.
Estas son las conclusiones que se extraen del estudio llevado a cabo por el Instituto de Investigación IMIM del Hospital del Mar, del Ciber de Salud Mental y del de Salud Pública. Un trabajo de campo en el que han participado más de 9.000 profesionales sanitarios de 18 centros en seis comunidades autónomas.
José Miguel Pérez es enfermero asistencial del Hospital Universitario La Paz, en Madrid. Lleva en planta Covid desde principios de marzo. La pandemia le está pasando factura: "Estoy cansado, no a nivel físico porque eso se recupera, pero sí a nivel mental. Los estudios avalan que los enfermeros somos el personal sanitario con más riesgo a padecer alguno de estos trastornos".
Javier de Miguel, doctor en Medicina y jefe de sección en el Servicio de Neumología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, explica las diferentes fases por las que ha pasado: "Al principio tenía miedo, impotencia porque la situación se desbordaba y no podía hacer nada, incertidumbre. Luego pasé por una etapa de frustración y rabia. Después llegó el cansancio".
La huella psicológica que está dejando la pandemia es tan fuerte que muchos profesionales han dejado atrás la vocación. "Hay compañeros que han abandonado la profesión. Esto ha pasado, sobre todo, en los más jóvenes. Yo, tras 18 años ejerciendo de enfermero, también he tenido momentos críticos, tanto en la primera ola como en esta, y me lo he llegado a plantear", cuenta José Miguel Pérez.
El doctor en Medicina sostiene que han tenido que hacerse fuertes, algo que les ha producido un agotamiento mental: "Esa sensación de tener que darlo todo es frustrante. Nos produce ansiedad, depresión e insomnio". El enfermero del Hospital La Paz comparte esta misma idea: "Entre nosotros sí que hablamos de cómo lo estamos pasando, pero cuando salimos del trabajo nos lo callamos".
Ambos declaran que esta tercera ola de la pandemia se está pareciendo a la primera. Destacan que los meses de "más alivio" fueron en junio, pero "hemos perdido la ventaja que le sacábamos al coronavirus", manifiestan.
Hospitales desbordados
José Miguel Pérez cuenta la situación en el Hospital de La Paz: “Se está pareciendo a la primera ola, sin llegar a serlo. Ya se han suspendido cirugías no programadas y se están abriendo UVIS improvisadas. No hay camas de UVIS ni de UCRE (Unidad Cuidados Respiratorios Especiales).
La situación en el Gregorio Marañón también es complicada. "No deja de aumentar el número de ingresos. El hospital tiene cierta flexibilidad para adaptarnos, pero todo hasta cierto punto. Estoy un poco preocupado por ver hasta dónde vamos a llegar en esta ola", comenta Javier de Miguel.