Hoy hace diez años que despedíamos a una de las figuras más importantes de la música de nuestro país, al maestro más universal de la guitarra y del flamenco que ha existido en el mundo.
Desde el pasado martes se lleva homenajeando su nombre, su maestría y su legado en Nueva York, una ciudad que le abrió las puertas a un universo nuevo para él cuando era un chaval. Un reconocimiento a su legado que ha preparado su fundación en la que ha participado su familia y algunos grandes amigos, como Chano Lobato, Rubén Blades, Diego el Cigala o José Mercé y que terminó ayer.
Una fiesta flamenca por todo lo alto en la Gran Manzana de Nueva York a Paco de Lucía. Considerado por muchos como el mejor guitarrista y un artista que ha servido de inspiración para los grandes talentos actuales de la música.
Pero nosotros queremos ir al principio, a cuando gracias a la guitarra, Francisco Sánchez Gómez le encuentra un sentido a su vida: "La guitarra me ha liberado y ha sacado mi personalidad fuera. Yo sin la guitarra sería un introvertido". Con tan sólo seis añitos, colocaba sus dedos sobre una guitarra por primera vez. Lo hacía gracias a su padre, un enamorado del flamenco. Ese gesto, el de transmitir una pasión de padre a hijo, cambiaría su vida para siempre.
Paco ponía la guitarra y su hermano Pepe, la voz. Y, como los chiquitos de Algeciras, siendo todavía adolescentes viajaban por todo el mundo acompañando al bailarín José Greco. En uno de esos viajes a Nueva York, el maestro Sabicas escucha a Paco tocar, se queda fascinado y le anima para que escriba su propios temas.
A partir de ahí, Paco deja de ser ese chiquito de Algeciras y pasa a ser, en honor a su madre, Paco de Lucía. Con 19 años, graba su primer disco en solitario y desde entonces todo lo que Paco hace va a pasar a formar parte de la historia del flamenco.
Fue el primero en conseguir que sonara este género musical -considerado menor- en el Teatro Real de Madrid, algo inédito hasta entonces. Incorporó elementos nunca vistos en el flamenco, como el cajón peruano, la batería, el bajo, y también nos regaló una década de música inigualable junto al que para él era el cantante más grande de la historia.
"Cuando lo vi a los 17 años, no me podía creer lo que tenía enfrente. Estábamos de fiesta en casa de una familia de Jerez muy flamenca y ahí de repente lo vi, nunca he visto a nadie cantar así. Para mí aquello era como la llegada del Mesías", aseguró en una entrevista.
Hace ya una década que nos dejó Paco de Lucía, pero sus composiciones y su legado musical permanecen ahí. Nosotros hemos querido rendirle un pequeño homenaje y por eso queremos hablar un rato con sus hijas, Casilda y Lucía, para conocer a esa persona que era muy tímida y reservada, esa persona que había detrás de ese nombre y para saber cómo han vivido ellas esta semana cargada de emociones en Nueva York.