Tal día como hoy, 17 de enero, pero de 1600, nacía Pedro Calderón de la Barca, quien se convertiría en uno de los escritores más importantes de nuestra historia.
Calderón de la Barca murió en 1961 y fue enterrado en la iglesia del Salvador. Allí estuvo hasta 1840, cuando el edificio corría peligro de derrumbarse y se llevaron los restos a la sacremental de San Nicolás. Luego pasó a la Real Basílica de San Francisco el Grande hasta finales del siglo XIX. Veinte años después se le trasladó a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, donde se creyó que iba a ser su lugar definitivo, pero no fue así. En julio de 1936, en plena Guerra Civil, las milicias republicanas incendiaron la iglesia y los restos de Calderón con ella. O eso se creía.
Sin embargo, hay una hipótesis que revela que esto no fue así. Por ello, 421 años después se buscan sus restos en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores.
Pablo Sánchez Garrido, profesor de la Universidad San Pablo CEU y director de la investigación de los restos de Calderón de la Barca, afirma que esta teoría se conoció en el 81, aunque no se pudo hacer nada hasta el momento: "En aquella época no había la posibilidad de aplicar los métodos científicos y tecnológicos de ahora, concretamente el georadar".
Además de esta técnica, el director de la investigación explica que también utilizan fotografías termográficas con infrarojos. "Son las mismas herramientas que se emplearon para encontrar a Cervantes y a García Lorca", sostiene.
La Covid-19 también ha sido un obstáculo para la búsqueda. "No podemos acceder a algunas partes de la iglesia porque son colindantes a una residencia de ancianos. Igualmente, Filomena ha paralizado la investigación", explica Sánchez Garrido. Aunque tienen unos plazos establecidos, cree que estos se van a ampliar debido a las adversidades que se les han presentado.
Como dato curioso, el director cuenta que el único resto que consta de Calderón es un dedo y que se encuentra en Barcelona, concretamente en el Institut del Teatre.