Algo tan sencillo como encender la luz o poner la calefacción se ha convertido en un auténtico lujo que no todas las personas se pueden permitir. En España, casi dos millones de hogares se encuentran en pobreza energética oculta o severa. Es decir, consumen menos de la cuarta parte de lo que deberían consumir.
Además, el año pasado más de 6,5 millones de personas fueron incapaces de mantener sus casas a una temperatura adecuada. La escalada de precios de la energía y la inflación desbocada hacen que cada vez más haya hogares vulnerables.
Un drama que ha vivido en primera persona Mari Carmen Gómez, una de las caras de la pobreza energética en España de la que se habla tanto. En 2016, se vio obligada a elegir entre pagar la factura de la luz o comer y optó por lo segundo, así que le cortaron la luz. Seis años más tarde, todavía arrastra la deuda que adquirió con la compañía eléctrica. Aunque, se ha convertido en activista de la Alianza contra la Pobreza Energética y ayuda a aquellos que se ven en esta misma situación.
"Mi situación económica era bastante precaria porque cobraba 300 euros. Dejé de pagar una factura de luz y gas y me lo cortaron, pero no porque no quisiera pagarlo, sino porque me vi en la necesidad. Yo estaba trabajando en Galicia y tenía mi vida normal, pero mis padres enfermaron y me tuve que mudar a Barcelona. Cuando se volvió imposible tenerles en casa, los llevamos a una residencia y yo me quedé sola en el piso familiar haciéndome cargo de todos los suministros, lo que me fue imposible con 300 euros", relata.
Cuando trató de solucionar la situación y buscar una alternativa con la compañía eléctrica se llevó como respuesta que ellos no eran una ONG y que si quería volver a tener luz, tendría que pagar: "Estuve 10 días sin suministro y me tuve que ir a casa de un amigo. Fue una bofetada de realidad, era llorar de rabia e impotencia, de culpa y vergüenza porque me preguntaba cómo había llegado a esa situación".
¿Y cómo se solucionó la situación? Mari Carmen contactó con un amigo que estaba en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que le dio el teléfono de un compañero de la Alianza contra la Pobreza Energética: "Me dijo que fuera a Servicios Sociales con carácter de urgencia a decir que por mis ingresos tenía derecho a que se me aplicase la ley 24/2015, que indica que a las familias vulnerables no se les pueden cortar los suministros. Yo esto no lo sabía y, de hecho, cuando fui previamente a Servicios Sociales nadie me informó de ello".
"Al final no pagué la deuda y a día de hoy sigo teniendo la misma problemática porque he generado una deuda y ellos te lo recuerdan con prácticas crueles: llamadas, cartas judiciales falsas, acoso. Hemos tenido que escuchar barbaridades y lo peor es que cuando no tienes conocimientos jurídicos, piensas que te van a llevar a juicio", reconoce.
La reflexión que lanza es para llamar la atención de las personas que no viven bajo este tipo de problemas. Asegura que hoy en día, la pobreza ya no es estar viviendo en la calle, sino que también se puede ser pobre viviendo en una casa: "Yo lo que hago muchas veces es que a partir de las 20:00h alumbro mi casa con la luz del televisor".