ENTREVISTA EN POR FIN NO ES LUNES

Elvira Mínguez: "Si queremos seguir luchando y dando la batalla, tenemos que reconocernos a nosotras mismas como machistas"

La actriz y escritora presenta en 'Por fin no es lunes' su novela 'La sombra de la tierra', un relato sobre la lucha de poder de dos mujeres manipuladoras y egoístas cuyas consecuencias supondrán un daño irreparable.

ondacero.es

Madrid | 08.04.2023 10:57

Elvira Mínguez: "Si queremos continuar luchando y dar la batalla, tenemos que reconocernos a nosotras mismas como machistas"

'Malas bestias', 'Egoístas', 'Despiadadas', son sólo algunas de las descripciones que se dan de Atilana y Garibalda, dos mujeres de Villaveza del Agua (Zamora) que en 1896 protagonizan una lucha de poder descarnada que traerá consecuencias inimaginables para todos aquellos que las rodean. Ese es el argumento de 'La sombra de la tierra', la primera novela de Elvira Mínguez que inevitablemente nos hace preguntarnos qué es el bien, qué es el mal, si alguien bueno se hace malo o lo hacen malo. Una novela "que suena" y que para leerla necesita de "coraje" y de ganas de ponerle nombre a la maldad que se esconde en el silencio.

Con su autora, reflexionamos en 'Por fin no es lunes' en una entrevista con la que viajamos a una parte del pasado de la actriz y escritora, ya que todos los nombres de la novela son de miembros de su familia: "Mi bisabuela Atilana, una mujer con un gesto durísimo, amarga, infeliz", que se suicidó; o su vecina Garibalda, dos nombres que supusieron unos mimbres con los que crear una historia para tratar determinados temas.

La trama transcurre en un pueblo de Zamora de 1896 en el que el hambre y la pobreza son las circunstancias vitales de sus habitantes. En la cúspide de todo esto, Garibalda, una viuda y enferma que impone su propia dictadura para hartazgo de los habitantes que, desesperados, acuden a Atilana, una mujer tan dura como sus circunstancias y que aspira a conseguir el poder de la primera.

La descripción de la maldad: el odio como característica machista

El odio mantiene a ambas en pie y es este uno de los temas cruciales de la entrevista. Mínguez -con casi 30 años de interpretación a sus espaldas- se reconoce "cansada" de haber interpretado siempre a mujeres fuertes, pero que tenían adosada la renuncia y el sacrificio: "De alguna manera, he construido los personajes que me hubiera gustado interpretar".

Son personajes egoístas, manipuladores, que no se detienen ante nada ni nadie. En definitiva, malos. Y en esa maldad, no podemos evitar preguntarle, ¿qué papel tiene el machismo? "Todas las características que les he dado a Garibalda y Atilana son características que normalmente tienen personajes masculinos, pero es muy difícil encontrarlos en femeninos, salvo que se justifiquen y expliquen. Y yo no quería juzgar a esos personajes".

Asegura que en los hombres, no nos preocupamos por saber qué es lo que les ha pasado para convertirse en eso, y eso es machismo, porque "parece mentira que todavía tengamos que legitimar el derecho a ser malas". "Es terrible porque también lo somos, pero si queremos realmente continuar luchando y pegar la batalla, tenemos que reconocernos a nosotras mismas como machistas que somos porque venimos de una sociedad profundamente machista. Mi madre y mi padre eran machistas, mis abuelos lo eran y así, ¿cómo no voy a serlo yo?. Mi labor y mi trabajo, junto con mi marido, es estar pendiente día a día para que nuestro hijo no cargue con esa mochila y romper con eso".

El horror de los abusos: los niños, las principales víctimas

La novela también habla de las principales víctimas de esta guerra de poder: los hijos, los niños, que nos devuelve a una España profunda en la que se cometían todo tipo de abusos. Y son los abusos los que centran otra parte de la entrevista a Elvira Mínguez, que defiende dar voz y legitimar a todas aquellas personas que en algún momento de su vida han sufrido abusos porque "si les condenamos al ostracismo y les decimos que se callen, perdonen o que eso no existió, estamos haciéndoles volver a sufrir ese maltrato".

Se muestra horrorizada también sobre las cifras de abusos en nuestro país: "Los que tenemos hijos y les llevamos al colegio, de esos niños que comparten clase con tu hijo -una ratio de 35, por ejemplo- al menos cinco de ellos están sufriendo abusos. Es terrible".