Emilio Morenatti ha pasado prácticamente toda su vida observando el mundo a través del objetivo de una cámara. Su mirada se ha detenido en el conflicto de Gaza, Afganistán, Pakistán o Jerusalén. Ha retratado el rostro de la violencia de género, ha plasmado el espíritu del movimiento 15M y, como no podía ser de otra manera, ha inmortalizado el impacto de la pandemia en las personas mayores.
Sus imágenes reflejan la lucha de los ancianos contra el Covid-19 en hogares, residencias, hospitales, calles o morgues de Barcelona. La soledad, el miedo y también la ternura se desprenden de unas fotografías que bien se han ganado uno de los premios más prestigiosos de fotografía periodística.
Premio Pullitzer al mejor reportaje fotográfico en solitario
El pasado 11 de junio, el fotoperiodista Emilio Morenatti, después de 30 años de profesión, se convertía en el primer español en recibir el Premio Pulitzer al mejor reportaje fotográfico en solitario. Reconoce que esto es algo que todavía no se llega a creer: "No sé si me viene grande o no, pero es duro de digerir. No consigo encontrar la fórmula de hacérmelo creer".
El reportaje premiado consta de más de una docena de fotografías que retratan el impacto del coronavirus en la vida de los más mayores. Nos explica cómo fue este trabajo: "Lo intenté de la manera oficial, que es pedir permiso para entrar los hospitales como hicieron el resto de mis compañeros, pero fueron todo portazos. Eso hizo que pusiese en marcha otra fórmula para contar la pandemia. Tuve la suerte de encontrar a una serie de enfermeros que me llevaron de su mano a esas visitas domiciliarias, donde estaba gente que se había quedado aislada".
La pandemia de coronavirus desde dentro de las casas
El fotoperiodista cuenta cómo estaban viviendo estas personas la pandemia en sus propias casas: "Estaban todos muy asustados. Recuerdo que entrar en cualquiera de aquellas casas era todo una película. Fue algo increíble".
Relata cómo fue la primera vez que entró a una de las viviendas a hacer fotografías: "Recuerdo que quedé con una enfermera y cuando estábamos en el portal me dio unas bolsas de basura gigantes y me dijo que tenía que ponérmelas. Nos embutíamos en bolsas de plástico porque no habían EPI ni apenas medios para protegernos del virus".
"Entramos en una casa donde había una señora en cama, que la cuidaba su marido. El hombre quería tocarnos a nosotros, necesitaba contacto, pero no podía. Aquella primera visita me marcó de alguna manera. Ese señor no quería que nos fuéramos porque llevaban semanas sin estar en contacto con nadie", sostiene.
Además, nos cuenta qué imágenes son las que más le impactaron: "Hay una fotografía que cuando me marcho de aquella casa, el hombre nos mira con la puerta entreabierta. Las imágenes de las despedidas se me quedarán grabadas en la retina para siempre", sostiene.
Morenatti revela que él también sentía miedo. "La sensación de presenciar este tipo de situaciones de alguna manera me activó ese compromiso, aunque temía traer el virus a casa. Sentía mucho miedo y muchas noches de insomnio", asegura.