“Dibujar es un acto de amor gratuito, anónimo y automático”, decía uno de los muchos personajes que ha creado Max. “Es gratuito porque nadie puede pagar lo que de verdad vale”, explicaba. “Es anónimo porque se dirige a todo el mundo en general y a nadie en particular”, seguía. Y añadía: “Es automático porque se hace porque sí, sin razón ni motivo alguno. Es un acto desinteresado y puro”.
Estas frases formaban parte de un trabajo que se tituló ‘Bardín, el superrealista’, y por él fue galardonado con el Premio Nacional de Cómic del Ministerio de Cultura en 2007.
Además de ese título, Max ha firmado ‘Vapor’, ‘Peter Pank’ y ‘Rey Carbón’, entre otros muchos, desde sus inicios en el underground barcelonés colaborando con la revista ‘El Víbora’.
Dice que el cómic ya era respetable antes de que nos diera por llamarlo a todos ‘novela gráfica’. Y que todos los males empiezan porque no sabemos reírnos de nosotros mismos. Y pone al mismo nivel, entre sus referentes, al Quijote y a los miembros de la escuela Bruguera.
Hoy ha charlado con Jaime Cantizano de su vida, de su obra y, especialmente, de su forma única de mirar el mundo.