La mañana del 25 de diciembre es para recordar los reencuentros familiares de la noche anterior, la Nochebuena, y sobre todo, los momentos que nos han dejado los grandes protagonistas de estos días: los niños.
Sin embargo, además de recordar y celebrar estos momentos, no podemos olvidar la triste realidad de muchas familias que se ha reflejado en una encuesta sobre las condiciones de vida en las que viven nuestros niños.
Algunos de los titulares que arroja este informe son que uno de cada cuatro niños en España vive en un hogar con muchas dificultades para llegar a fin de mes. La cifra es solo una de las muchas, terribles, que contiene este documento elaborado por la Plataforma de Infancia a partir de los datos de Condiciones de Vida de 2021 publicada por el Instituto Nacional de Estadística.
Ricardo Ibarra es el director de Plataforma de Infancia, una alianza de más de 70 entidades sin ánimo de lucro dedicada a defender los derechos de los menores, y en Por fin no es lunes analiza los escalofriantes datos que publican, como por ejemplo, el hecho de que sí, los datos son de 2021, pero que que la situación viene de atrás, desde mucho antes de la pandemia de Covid: “Tenemos datos de pobreza infantil tremendos y siempre estamos liderando el podio europeo en estas cifras”.
Solo hay un país por encima de España en pobreza infantil: Rumanía
A pesar de los esfuerzos que se han hecho para paliar los efectos del Covid con todas las medidas de escudo social, denuncia que no se ha tenido suficientemente en cuenta a los niños y niñas, que son los que más han sufrido esta situación de pobreza monetaria.
Porque uno de cada cuatro pequeños vive en familias a las que les cuesta llegar a fin de mes, pero si hablamos de familias con dificultades de distinto grado, ese porcentaje se eleva al 50%: “Son datos tremendos y escalofriantes; un tercio de los niños de España está en riesgo de pobreza y exclusión social. Son datos muy grandes para un país como el nuestro y llama la atención que solo los tenemos en infancia, porque cuando analizamos los datos en adultos, aunque son altos, no llegan a esos niveles en comparación con la media europea. Algo estamos haciendo mal”.
¿En qué ingresos se sitúan estos casos de pobreza?
Es un método estadístico que hace la Unión Europea a través de Eurostat y lo que establece los ingresos es el 60% de la mediana, es decir: todos aquellos hogares que están por debajo de esos ingresos estarían en riesgo de pobreza monetaria.
Por ejemplo, para el caso de pobreza severa, hablamos del 14,9% de los niños y unos 281 euros al mes para un hogar que tiene dos adultos y dos niños dependientes.
En el caso de pobreza relativa, para una única persona, hablamos de menos de 794 euros al mes para entrar en ese riesgo de pobreza con un solo adulto en el hogar. Una cuantía muy pequeña para poder afrontar todos los gastos que supone la alimentación, el poner la luz, temperatura, tener una vida mínimamente digna y poder afrontar gastos extraordinarios.
Eurostat analiza también la exclusión social y ahí se analizan otras cuestiones como por ejemplo, independientemente de los ingresos, qué dificultades tiene esa familia. Si puede pagar carne y pescado cada dos días, si puede afrontar gastos imprevistos, poner la temperatura y, aunque los datos no son tan altos, tenemos más de un 9% de niños y niñas en esa exclusión ya más grave y que tiene un perjuicio directamente en su día a día.
¿Cuáles son las principales carencias de los niños?
Eurostat analiza nueve grandes indicadores que forman parte de la encuesta y lo que valora es cómo esto se está traduciendo en el día a día más allá de una situación de ingresos. No poder afrontar un gasto imprevisto, no poder encender la temperatura cuando hace frío, poder tener unas vacaciones de al menos una semana al año.
A día de hoy, casi el 9% de los niños están viendo carencias de cosas muy básicas que cualquier persona se puede permitir con normalidad y que al final implican renuncias: el niño no va al dentista, al oculista o come peor: “Por eso vemos esas tasas de obesidad que a quien más afecta es a los niños pobres porque al final no estamos desnutridos, pero sí mal nutridos porque comen comida procesada, de mala calidad, muchos hidratos, porque no da para pagar la cesta de la compra y afecta a su salud”.
¿Pueden salir de la pobreza estos niños al convertirse en adultos?
Depende. Para Ricardo, la pobreza es como una cicatriz, “no te afecta solo ahora, sino para toda la vida, especialmente si eres niño. Es una condena que te persigue”. Casi el 80% de los niños van a acabar siendo pobres si han sido pobres de pequeños porque es una situación que te coarta.
Uno de los factores es la educación. Son niños que probablemente tengan absentismo escolar o fracaso escolar porque al final no van a tener ese apoyo cuando lo necesiten en la escuela, ese espacio en casa para poder estudiar, ese refuerzo en actividades que pueden tener otros niños y son niños más tendentes a dejar los estudios, sacar malas notas, acceder a un empleo más precario cuando empiecen a trabajar porque hay que meter dinero en casa y eso les va a condenar a las oportunidades que tendrán de adultos con sueldos más bajos, trabajos más precarios que les meten en un círculo del cual no pueden salir.