¿Ser optimista nos puede hacer vivir un tiempo más e incluso estar más sanos? ¿Impacta la amabilidad en nuestros genes? ¿Puede el perdón mejorar nuestra vida física y psíquica? La ciencia ha demostrado que sí, ya que según un estudio, las personas más gentiles viven más y enferman menos.
Esta es la tesis que defienden el biólogo y referente mundial en las ciencias del bienestar, Daniel Lumera, y la epidemióloga de la escuela de Medicina de Harvard y una de las máximas exponentes mundiales del estudio de la genética del cáncer, Inmaculada de Vito. Ambos han conseguido relacionar el mundo interior y nuestra genética en el libro 'Biología de la gentileza', una obra que se publicó en 2020, que ha sido reeditada y que ha dado lugar al 'Movimiento internacional de la gentileza'.
"La gentileza es un medicamento natural"
En Por fin no es lunes, hablamos con Daniel Lumero, que nos explica que la gentileza es "la capacidad de crear identidad y consenso a través de la cualidad de amar a los demás y que es algo imprescindible que recuerda que la otra persona es un aspecto de ti mismo". El libro se basa en un informe científico con el mismo título realizado en cuatro años sobre un grupo de mujeres que cada día practicaban una forma especial de gentileza entrenándola como un músculo: "Al final es verdad, las personas más gentiles viven más y enferman menos. Por eso, se podría definir la gentileza como un medicamento natural".
¿Cómo influye la práctica de la gentileza a nivel físico y emocional?
El experto asegura que hay un ejercicio muy sencillo para practicar la gentileza: tener un cuaderno de gentileza cada día y cumplir cuatro actos relacionados con ella. Uno hacia nosotros mismos, uno hacia los demás, uno hacia los animales y plantas y uno hacia la naturaleza.
Esto supone un entrenamiento diario que finalmente influye en los procesos de envejecimiento, inflamación, incide sobre el tono del humor, la ansiedad, la depresión o las habilidades cognitivas: "La gentileza entrenada cada día es un medicamento natural con altísimo impacto en la calidad y la salud de nuestra vida".
La compasión, el perdón y la empatía no son características débiles
Esta teoría contradice de alguna manera la Teoría de Darwin, que decía que el más capacitado para sobrevivir era el que más se adaptaba a la transformación y al cambio: "Nosotros, como somos claramente una sociedad patriarcal, hemos interpretado eso como que sobrevive el más fuerte, entendiendo como fuerza la imposición física, psicológica y económica", pero los estudios de neurociencia "rompen esta visión" y cuentan que el principio de la evolución es la interconexión y la cooperación.
Es decir, que al final las características que consideramos débiles y no competitivas (compasión, perdón y empatía), realmente son las que tienen mayores posibilidades evolutivas: "Quienes las desarrollan, tienen más posibilidad de evolucionar de una manera superior a los demás".
