Los videojuegos forman parte de nuestro imaginario colectivo. Seas o no aficionado, todo el mundo reconoce la música de Super Mario Bros o identifica a los personajes de Pac-man.
Y es que, además de formar parte de nuestra cultura, los videojuegos son una industria en auge que en España factura más de 1.800 millones de euros, el doble de lo que factura el sector del cine y de la música juntos.
En Málaga, desde enero, se puede visitar un paraíso para cualquier 'gamer'. Se trata de OXO, el Museo del Videojuego. Un espacio que supone un auténtico viaje al pasado, al presente y al futuro del videojuego en 2.000 metros cuadrados de exposición en pleno Centro Histórico de capital.
Javier Ramos es CEO de Kaiju y uno de los impulsores de este templo del videojuego. "OXO es un homenaje a los 70 años de historia de los videojuegos", señala. "Llevamos muchos años trabajando en esto y los tres hermanos Ramos quisimos crear un museo alrededor de una industria que amamos y en la que trabajamos desde hace más de 20 años".
Para Javier, los videojuegos beben de otras disciplinas artísticas y se puede "disfrutar de ellos de una forma cultural". Cada vez hay más interesados y la formación en el sector también está creciendo. "Tenemos una escuela donde formamaos a 1.200 alumnos en el desarrollo de videojuegos".
Y, ¿cómo jugaremos en el futuro? Javier cree que el sector se encamina hacia "una realidad mixta donde todos los dispositivos serán mucho más libianos y donde jugar será mucho más fácil".
Asimismo, el CEO de Kaiju hace hincapié en "el buen uso de los videojuegos" y la responsabilidad de los padres. "Hay que compartir los juegos con ellos y saber qué están haciendo. Es muy importante que los padres se preocupen de a qué juegan sus hijos".