El ciclista, Javier Torres, tiene marcado en rojo una fecha en su calendario, el 26 de febrero de 2011. Aquel día la vida le cambió para siempre. Una septicemia estuvo a punto de acabar con su vida. Sufrió tres paradas cardiorrespiratorias y un fallo multiorgánico. Los médicos tuvieron que extirparle el riñón derecho. Pasó un mes en coma y cuando despertó descubrió que su vida estaría unida para siempre a la hemodiálisis. Solo tenía 29 años y se enfrentaba a un futuro incierto. “Irás de la cama al sofá y del sofá a la diálisis”, le dijeron los médicos. Pero él no se amilanó. Buscó una motivación y encontró en el ciclismo su refugio. Hoy es el único paciente en hemodiálisis que hace ciclismo de competición en España.
Javier Torres nos ha contado en Por fin no es lunes que la bicicleta ha sido su salvación, "cuando me subo a la bicicleta, me siento uno más". Asegura que piensa en ella las 24 horas del día, es como su psicólogo. "Cuando entrenas la sensación es como cuando estás en una pompa". El malagueño combina el ciclismo con la hemodiálisis. Dice que su cuerpo no funciona igual que el del resto de deportistas y tampoco tarda el mismo tiempo en recuperarse. "Al cuerpo hay que saber escucharlo", afirma.
Cuando se despertó en el hospital después de un mes en coma, Javier se hizo muchas preguntas. Llegó incluso a plantearse la relación con su novia. Tenía miedo de que los demás lo pasasen mal. Hoy, casado con ella y padre de un niño de un año, dice que "la vida hay que aprovecharla. No está para perder el tiempo". Su entrenador, José Eugenio Fernández, nos ha desvelado que su secreto se encuentra en su forma de entender la vida. Siempre de forma positiva.
Javier ha completado en cuatro ocasiones los 101 kilómetros de Ronda y también ha participado en la Andalucía Bike Race, entre otras competiciones. Ahora tiene puestas sus miras en la 37 edición de la Subida de la Reina y la Vuelta Andalucía. Sin olvidar el Desafía del Buda. Aunque Javier no se siente ejemplo de nada, su caso es excepcional y único.