Jero García fue campeón de España de boxeo, de kick boxing y de full contact, desde hace tiempo se dedica a entrenar y a luchar formando a padres, profesores y entrenadores con un mensaje: La violencia se está asentando y hay que saber detectarla y actuar. Defiende que ''te puedes tirar toda la vida intentando esquivar los golpes, pero cuando menos te lo esperas la ostia llega''. Por eso apuesta por prepararnos para encajar el impacto, no para esquivarlo.
Con su Fundación Jero García lucha contra todo tipo de violencia poniendo al boxeo, el deporte que le salvó la vida, en el centro para ayudar a canalizar la ira y la frustración. El origen de esta fundación fue Miriam, una niña que en el año 2009 acudió a su gimnasio para boxear. Ella sufría violencia machista y Jero no supo percibirlo. Nos ha contado en Por Fin No Es Lunes cómo fue esa historia que acabó con un final feliz, dejó al que fue su pareja y ahora mismo es Campeona del Mundo, pero Jero asegura que ''fue una victoria labrada en la peor de las derrotas'' y esa derrota fue no saber detectarlo a tiempo.
Para el boxeador detectar y prevenir la violencia es primordial y con su último libro, ''Cola de lagartija'', quiere insistir: ''no dejemos a los niños solos''. Asegura que hay que estar atentos a cualquier síntoma o ápice de violencia, siendo víctima o acosador. De hecho, él estuvo en el otro lado porque de adolescente, en su barrio de Carabanchel, era de los que ''quitaban el bocadillo''.
Jero García ha estado en muchos colegios, federaciones y administraciones. Su experiencia le ha llevado a observar que ''estamos ante la generación de padres más cobardes de la historia'' unos miedos que se transmiten a los niños, por eso apuesta por la autonomía, dejando siempre claro que pueden confiar en su familia, que no están solos.