José Aznar es un barcelonés de 70 años que empezó a trabajar como psiquiatra en el Hospital Clínico de Barcelona, pero el destino le puso al frente de una gasolinera.
Pronto se dio cuenta de que no era lo suyo, así que volvió a ejercer como terapeuta en sus ratos libres hasta que un día tuvo que decidir: la gasolinera o la psicoterapia. Lleva más de 35 años pasando consulta de manera gratuita.
José Aznar cuenta que hizo el MIR, pero en Barcelona no había plazas de medicina interna, que es lo que quería hacer. Le ofrecieron hacerlo en Palma de Mallorca, pero él quería quedarse en la ciudad condal.
Sin embargo, se tuvo que hacer cargo de una gasolinera: “En los años cincuenta, mi abuelo montó un garaje gasolinera pequeño. Al morir él pasó a mi madre. Cuando yo llevaba dos años en el Hospital Clínico, mi madre me dijo que me podía donar la gasolinera. Yo le dije que sí y lo alternaba con alguna psicoterapia que le hacia a algún cliente, lo que de verdad me gustaba”.
Sin embargo, lo que llama la atención de su historia es que las consultas las hacía de manera gratuita. “El dinero me entraba por el negocio de la gasolinera, entonces me di cuenta de que no tenía necesidad de cobrar y que podía hacer un bien a gente que económica y psicológicamente lo estaba pasando mal”, explica.
José Aznar cuenta que los pacientes que suelen acudir son personas que tienen miedos, sentimientos de inferioridad. “También hago terapia a persona psicóticas”, indica.
El psicoterapeuta asegura que esto no ha creado frustración entre los compañeros de profesión. “Todos podemos ser útiles a nuestra manera. Unos cobrando y otros no”, manifiesta.
El cambio radical de la vida de un bombero
El 9 de septiembre del 2020 es una fecha que David Martínez, un bombero de Molina de Segura, nunca va a poder olvidar. A sus 43 años tuvo que aprender de nuevo a caminar tras caer al vacío desde un sexto piso cuando intentaba extinguir un incendio en una vivienda. De la noche a la mañana su vida cambió.
“Cuando te ocurre un accidente de este tipo es muy difícil digerirlo. La vida me cambió en dos segundos, lo que duró la caída. Estuve un mes en el hospital. Una vez en casa, con un poco más de paz y rodeado de mi gente, fui reflexionando y te das cuenta de que no puedes volver atrás. La realidad es la que es”, cuenta el bombero.
Los médicos hablaban de su caso como si se tratase de un “milagro”. “Es curioso escuchar a gente procedente de la ciencia escuchar esta palabra”, dice David Martínez.
Para este bombero la caída fue muy lenta, aunque al caer de manera lateral fue lo que le salvó. “Es algo que no te lo crees. Aceptas que te vas a morir. Pensé en mis dos niños y me vino una única frase a la cabeza: qué pena que se vayan a quedar sin padre”, cuenta.
David tiene muy claro cómo afrontar el futuro: “Yo quiero volver a vivir la vida. Era muy feliz antes de esto y quiero volver a serlo”.