¿Por qué los alumnos se aburren en clase? ¿Por qué los profesores asumen un papel de víctimas? ¿Qué papel juegan los padres en todo esto? Juan Izuzkiza, profesor de filosofía de un instituto público de Eibar reflexiona sobre éstas y otras cuestiones en el libro “Borregos que ladran”. Un ensayo escrito con sentido del humor e ironía en el que recoge casos reales de alumnos y reflexiones sobre los problemas y las posibles soluciones al actual sistema educativo.
Los borregos que ladran son todos aquellos que están implicados en la enseñanza: profesores, alumnos, padres y administración. Juan Izuzkiza se pregunta: “en este mundo de ladridos borreguiles, qué hace el pastor en todo esto. Balar. Los dirigentes políticos disfrazan todo con ideales. Dicen palabras maravillosas que esconden el conflicto real de lo que está pasando”.
Alumnos desmotivados
Una de las mayores críticas de este profesor de filosofía es que se mantenga en los institutos a alumnos que no quieren estar ahí a cualquier precio. Asegura que “los niños no quieren recibir conocimiento, no quieren estudiar” y eso hace que los profesores “borregos empiecen a ladrar”.
El problema viene de lejos, “desde que se devalúa el conocimiento” cuenta. Ya en la época de Ortega y Gasset. Una de las principales características del snob es que “estaba orgulloso de no saber nada. Orgulloso de su ignorancia. Ahora es tabú criticar "la ignorancia de los ignorantes”. Y añade que la desmotivación de los alumnos, desapasiona a los docentes. “El entusiasmo se ha escapado”.
En educación, la confianza brilla por su ausencia
Los padres han perdido la confianza en los profesores. Afirma que “los padres piden que les informemos de lo que hacen sus criaturas. Les sometemos a un sistema de pornografía. Todo tiene que ser visualizado”. Al final, pierden todos. Padres, alumnos y profesores no confían, cuenta.
Posibles soluciones
En el libro "Borregos que ladran", Juan Izuzkiza, más que dar soluciones, lo que hace es imaginarlas. Dice que “es mejor estar en centros pequeños”, tiene que haber variedad de centros para que los alumnos elijan y se sientan pertenecientes a algo. Además, hay que cuidar la belleza de estos colegios.