Hay algunas historias transmitidas de padres a hijos, heredadas, que suelen comenzar con la fórmula 'Hace mucho, mucho, cuando el mundo era joven', algo que le encanta al primer invitado de este domingo en 'Por fin no es lunes'. Juan Luis Arsuaga es uno de los paleontólogos más destacados del mundo y está entre los divulgadores científicos más importantes de nuestro país. Codirector del equipo de investigación de Atapuerca y director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, ya escribió esta historia hace casi 20 años.
El recorrido de un niño sin nombre al que llaman 'Piojo', huérfano, criado por un hombre cruel y maltratado durante gran parte de su vida, que por casualidad llega al pueblo de los Hombres Águila y descubre la amistad y el amor verdadero, también un lugar al que por fin pertenecer.
El éxito de 'Al otro lado de la niebla', la novela que encuentra "ajena"
Arsuaga escribió mucho más en formato de ensayos y libros, pero esta fue su primera y única novela, en la que une su enorme cantidad de conocimientos paleontológicos con las leyendas de todos los lugares del mundo. En ella, nos transporta a ese tiempo para vivir otras vidas (como ha hecho él a través de todo su trabajo).
La novela fue un gran éxito, tanto, que se agotaron las existencias, pero se creó una leyenda y ahora 20 años después, se reedita. Cuando la relee, Arsuaga reconoce que la encuentra "ajena" porque normalmente, cuando alguien lee un libro, ve al autor detrás, se lo imagina escribiendo la historia en una habitación, pero a él con 'Al otro lado de la niebla' no le sucede: "Está hecha a base de naturaleza, que no es mía, pero de la que podría ser su intérprete. Cuando la releo me convierto en un lector más. Es la única obra mía que no podría continuar -algo que me han pedido-, me siento incapaz porque no se me ocurre cómo seguir".
La educación de los niños en la Prehistoria
Lo primero que se le viene la cabeza al pensar en Piojo y todos los niños de la Prehistoria es que en esa época, los pequeños no tenían que ir al colegio, "no tenían que encerrarlos" ni meterlos en una sala. Los niños eran los "reyes" y su vida era "un juego".
Explica que la gente en la Prehistoria y en los pueblos modernos que viven de la naturaleza, estudiaban muchas carreras porque sabían toda la biología del mundo, la botánica, la geología, necesitaban saber los diferentes tipos de rocas, pero sabían de meteorología, literatura y también de Bellas Artes. Tenían y tienen una formación muy completa y la han ido adquiriendo por la observación, jugando, por la curiosidad, escuchándola de los mayores.
"Es una educación a través de la experiencia y de la curiosidad y deberíamos aprender mucho de cómo se educa a los niños en otras culturas", sentencia.