Ella se toma el primer café de la mañana con la radio. Ha sido muy feliz trabajando en este medio donde ha conocido a los grandes referentes radiofónicos de España, figuras que han abierto camino, que descubrieron sonidos, grupos, cantantes hasta ese momento desconocidos para una España que comenzaba a sentirse libre.
Vivió, trabajó, desarrolló su actividad periodística en la época de la Transición. En el momento en el que España pasaba de una dictadura a una democracia, ella era testigo de muchos cambios fundamentales, derechos conquistados y un tipo de política que se hacía con mayúsculas, siempre desde la esperanza y la idea de libertad.
Nativel Preciado hace memoria muchas veces, también la escribe, es novelista, fue cronista parlamentaria durante todos estos años de cambio. Lleva más de cinco décadas trabajando, ha hecho prensa, radio, televisión, siempre con la idea presente de hacer compatible la vida profesional, íntima, privada. Una "periodista de leyenda", en palabras de Ignacio Varela, "sin la que no se entiende ni la Transición, ni la Democracia, ni la historia de los últimos 30 o 40 años".
Son muchos sus recuerdos y uno nunca sabe en qué momento de su vida va a suceder algo que lo saque fuera, incluso que pueda llegar a convertirlos en el impulso para escribir una novela. Ahora va a contarnos esta historia, ese germen de 'Palabras para Olivia', que son las emociones que sintió en las conversaciones sobre la infancia que mantuvo con su hermano cuando se puso enfermo.
Conversaciones con Severo Ochoa y Paco de Lucía
Lo primero sobre lo que reflexiona en 'Por fin no es lunes' es sobre la realidad política actual, algo que le cuesta analizar debido a la situación "tan sumamente oscura, complicada y desagradable": "No creas que me hace ilusión analizar la realidad política. Ha habido otros momentos más luminosos que este y menos oscuros".
Durante la entrevista, repasa algunas de sus conversaciones más relevantes, como la que tuvo con el médico, científico y Premio Nobel español, Severo Ochoa, justo cuando acababa de fallecer su mujer: "Me dijo que no había hecho nada más en su vida que mirar por un agujerito y todo lo que había hecho fuera de eso lo hacía con su mujer. Me dijo que no se tiraba por la ventana porque era un cobarde, pero que no soportaba la vida que había llevado sin ella porque era ella la que le ponía en contacto con el mundo. Sin ella, se había dado cuenta de que no valía para nada más que para mirar por el microscopio".
Otra de sus conversaciones más importantes fue con el músico Paco de Lucía, "el mejor del mundo, Dios", asegura. "Me acuerdo de una conversación en un bar, estaba empezando a componer y me decía que no iba a poder, que estaba perdiendo la capacidad de creación y que era un fracasado. Yo ponía los ojos como platos y me preguntaba cómo era posible que un genio como él tuviera crisis creativas".