Algunos de los avances tecnológicos que más expectación - e inquietud - están generando se están dando en el campo de la Inteligencia Artificial. Cada día, esta noción se aleja más del género de ciencia ficción y se establece como una herramienta que va a cambiar nuestra forma de trabajar, comunicarnos y relacionarnos. Como sucede siempre que las nuevas tecnologías irrumpen en nuestras vidas, se están generando una serie de debates éticos acerca de las capacidades y riesgos de estas tecnologías.
¿Sabemos realmente las implicaciones que conlleva el uso de las inteligencias artificiales? Para abordar los retos que esta tecnología plantea, la Unión Europea está avanzando ya en el desarrollo de una Ley de Inteligencia Artificial , tras la aprobación de la norma en el Parlamento Europeo.
Para hablarnos de todo esto, hoy nos acompaña en 'Por fin no es lunes' la doctora Nuria Oliver, una de las 11 personas más influyentes del mundo en el campo de la Inteligencia Artificial, según la publicación Pioneering Minds. Oliver es doctora en Inteligencia Perceptual por el Massachusetts Institute of Technology, así como Directora de la Fundación Elis Alicante, una organización sin ánimo de lucro destinada a la investigación acerca de la Inteligencia Artificial, centrada en las relaciones entre esta disciplina y la humanidad.
El origen de la disciplina
Los humanos siempre hemos sentido fascinación por la idea de trasladar la capacidad del raciocinio humano a las máquinas: aunque Nuria Oliver cita ejemplos históricos presentes en la literatura, como es el caso de las invenciones del dios griego Hefesto o los intentos de los inventores medievales de construir "cabezas parlantes" o autómatas, la experta establece la década de los 50 como la línea de salida de las IA's. Alan Turing fue uno de los padres de la disciplina, que, según Oliver, tiene el objetivo de "construir sistemas computacionales que tengan inteligencia, tomando como referencia la inteligencia humana".
El científico inglés da nombre, a su vez, al test que históricamente se ha aplicado para valorar si la inteligencia artificial esta lo suficientemente avanzada o no: sin embargo, Oliver pone un duda la vigencia de este test, pues valora solo la capacidad lógica y de conversación de una IA, y la inteligencia humana abarca campos como las emociones, la creatividad, la inteligencia o el pensamiento crítico.
"Es el momento de reivindicar un concepto más amplio de lo que es la inteligencia humana", ha declarado Oliver que, a su vez, promulga también una visión más extensa sobre el potencial de la Inteligencia Artificial.
Oliver explica que la Inteligencia Artificial se encuentra en el "corazón" de la 4ª Revolución Industrial, el proceso de cambio en la producción que estamos viviendo, y que esta es una disciplina "transversal" que afecta a muchos ámbitos de nuestras vidas. Oliver, por tanto, considera necesaria la adopción de una estrategia que abarque todas las dimensiones afectadas por estas tecnologías: desde la política y la laboral hasta la legal, la económica y la ética.
Según Oliver, "la capacidad que tiene la Inteligencia Artificial para generar riqueza es enorme", y es por ello que potencias tan importantes como Estados Unidos, Canadá o China se han inmerso en la investigación, liderando su desarrollo a nivel mundial. Frente a ello, la doctora reivindica un papel mayor de la Unión Europea, que ya ha iniciado un proceso regulatorio que Oliver considera que será tomado como referencia en otros muchos países. Como cita la experta, desde 2016 más de una veintena de países y entidades supranacionales han trabajado en distintas regulaciones en referencia a la Inteligencia Artificial.
Los retos que nos esperan
Oliver se ha mostrado crítica con las visiones más apocalípticas que existen en torno a esta tecnología, y afirma que existe un cierto sesgo negativo en el discurso público. La doctora afirma que es fundamental centrarse en los retos reales y no en los "hipotéticos", y cita algunos ejemplos de estos desafíos: entre ellos, destaca la capacidad de las IAs para la "manipulación subliminal del subconsciente humano", así como su capacidad para generar contenido falso muy creíble.
La experta también considera que la falta de transparencia en torno al funcionamiento de estas herramientas también puede ser un problema, así como los atentados contra la privacidad que pueden darse a manos del oligopolio de empresas que, por el momento, controla los desarrollos de las IAs. Sin embargo, no todo es negativo, puesto que las IAs pueden ser también excelentes herramientas para combatir el cambio climático: podrían emplearse sus cualidades para predecir fenómenos climáticos extremos, así como para simular los efectos y el impacto de hipotéticas medidas medioambientales. Además, la inteligencia artificial puede contribuir enormemente al avance de la medicina preventiva y personalizada, tal y como señala la doctora.