Pablo Costas, un marinero gallego de 56 años, capitán del buque Cobija, ha estado casi un año encerrado en un puerto junto a 32 compañeros sin poder salir, acusado por Australia de pesca ilegal en aguas del Índico, sin el apoyo del Estado español y sin ver a su familia. Y no solo esto, su salud y la de los tripulantes se ha visto en peligro: Han estado en condiciones de insalubridad, pasando hambre y sed, alimentándose con agua de letrina, azúcar y té en un espacio reducido con ratas, y cucarachas.
En por fin no es lunes hablamos con él ya que el pasado domingo recibió la noticia que llevaba esperando todos estos meses: Salir del barco que durante los últimos 337 días ha sido su hogar y su cárcel al mismo tiempo, y ser repatriado a España.