El sonido más tierno y natural del mundo es la risa de un bebé, esa que sale de manera espontánea y que quizás vamos perdiendo con el tiempo mientras nos convertimos en 'Humorodeprimidos'.
Perseguimos acabar con el némesis de la risa, la tristeza, pero nos entretenemos, nos perdemos. Esa capacidad de poner distancia es el primer paso para actuar y poner soluciones. De hecho, hay quien mide la felicidad en carcajadas, en risas contagiosas, risas que se cuelan en un momento serio, en un hospital, incluso en un tanatorio, esas que nos alimentan, nos dan respiro y hacen que nos dé más.
Por qué somos 'humorodeprimidos'
Humores absurdos, blancos, negros, verdes, de muchos colores, decisiones, formas de vida que activan hasta 400 músculos en nuestro cuerpo, estimulan el corazón, los pulmones, nos ayudan a liberar estrés y a cambiar la perspectiva de las cosas -incluso, asustan al miedo-.
Así lo plantea Sergio de la Calle, sociólogo, escritor, autor del libro 'La risa asusta al miedo' y una persona con buen sentido del humor que explica hasta qué punto limitamos el uso del humor por miedo a no parecer tan sólidos.
Especialmente, lo solemos hacer en el ámbito profesional porque "tiene que ver con nuestra credibilidad". Se han hecho estudios y está claro que los adultos reímos mucho menos que los niños y adicionalmente, "se ha comprobado que la gente ríe mucho menos de lunes a viernes que el sábado y el domingo".
"Tiene que ver con la imagen que queremos transmitir. Se ha asociado muchas veces profesionalidad con seriedad y ese es un paradigma equivocado", explica.
El humor como arma ante los grandes "monstruos" de la vida
En su libro, De la Calle expone cuáles son los cinco grandes miedos de la vida:
- Pérdida del ego.
- Rechazo.
- Pérdida de libertad.
- Enfermedad.
- Muerte.
Aunque él ha sumado pequeños inconvenientes que se producen en el día a día que también nos hacen daño, lo común a todos ellos es que el humor siempre "encuentra su espacio" para combatirlos.
"El capítulo más largo del libro es el de la muerte porque cuento muchísimas anécdotas. Así que cuanto más grande es el miedo, más útil es el humor", asegura.