Algo menos de un mes queda para que las ciudades españolas implementen una norma en sus calles. A partir del 11 de mayo, la velocidad máxima en las vías urbanas de un solo carril por sentido será de 30km/h. Esta velocidad máxima será incluso menor en las calles de plataforma única, es decir, en aquellas en las que las aceras están al mismo nivel que la calzada.
Es una medida largamente esperada: la velocidad de los coches en las ciudades está estrechamente ligada al número y a la gravedad de los atropellos. Prácticamente la mitad de los fallecidos en los accidentes de tráfico de las zonas urbanas, son peatones. Bajar la velocidad máxima a 30 y a 20 km/h supondría que las posibilidades de muerte en un atropello bajen del 90% al 10%.
Pere Navarro, director general de Tráfico, explica por qué han llegado a tomar esta decisión: "Hay un primer texto que se elaboró en el año 2010 y en 2011 se llevó al Ministerio, pero había elecciones al cabo de tres o cuatro meses y se consideró que una medida de este tipo no procedía. Se dejó para después, pero cambió el Gobierno y han pasado diez años".
El director general de Tráfico indica en qué consiste exactamente esta medida: "La reducción a 30 kilómetros por hora son calles de un único carril de circulación. Por ejemplo, las grandes avenidas de las ciudades continuarán igual". Además, sostiene que aplicarla es algo de "sentido común": "Es una calle que tiene un único carril de circulación. A 50 kilómetros por hora, si sale cualquier perro, persona, se lo va a llevar por delante".
"En 2019, el último año que cerramos con una situación normal, los fallecidos en carretera habían bajado a un 6%, pero en las ciudades habían subido un 6% y el 82% eran vulnerables. Algo había que hacer", manifiesta Pere Navarro. "A 30 kilómetros por hora puede haber heridos, pero no fallecidos", asegura.
También comenta que los Ayuntamientos tienen la competencia de ello. "Si en alguna calle de la ciudad necesita aumentar esa velocidad, puede hacerlo", dice.