Los muertos en los terremotos de Turquía y Siria sobrepasan ya los 47.000 y hay también miles de heridos. Entre las terribles imágenes que se han visto en estas tres semanas, muchas de ellas son de niños y niñas.
Aunque todavía no está claro el número de niños afectados, UNICEF estima que alrededor de unos 5,4 millones viven en las 10 provincias afectadas por los seísmos. Niños que ya vivían en una situación de emergencia humanitaria en una región en la que se estima que, antes de los terremotos, más del 40% de los niños y adolescentes no contaban con acceso a la educación.
Ahora, tras el desastre natural, su situación se ha agravado con la destrucción de sus hogares e infraestructuras básicas como centros sanitarios, escuelas y saneamiento. Además, muchos niños y niñas no acompañados sufren el riesgo de ser secuestrados por grupos armados o redes de trata.
Tres intentos de secuestro hacia la bebé "milagro" de Siria
El propio Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó la semana pasada de que el grupo armado División Sultán Murad –acusado de usar niños soldado– había intentado secuestrar hasta en tres ocasiones en menos de 48 horas a una bebé nacida bajo los escombros de un edificio en la ciudad siria de Jindris.
El secuestro de bebés y niños tras una catástrofe humanitaria no es nada nuevo. Ya ocurrió en el terremoto Haití en 2010. Y de hecho, en un informe de 2015, realizado por Save the Children y UNICEF, se apuntaba a que en Siria el trabajo infantil se situaba en un 75% tras el inicio del conflicto. Entre los niños más vulnerables, estaban aquellos utilizados para conflictos armados, explotación sexual, mendicidad o la trata.
Del drama de la infancia en la frontera turco-siria antes y después de los terremotos, Por fin no es lunes habla con Carmen Monclus, responsable de protección de la operación transfronteriza de UNICEF Siria-Turquía y portavoz de la agencia en la zona del terremoto, que explica que lo primero que necesitan estos niños es restablecer un sentido de la normalidad y después encontrarles acompañamiento.
"Tenemos niños que desgraciadamente han quedado separados de sus familiares, muchos que salen de los hospitales, clínicas, campos de desplazados y requieren un registro inicial, una evaluación y ver qué posibilidades tenemos para encontrarles una solución. Protegerlos de los posibles riesgos que están asociados siempre al hecho de la separación familiar", asegura.
Sin detalles verificados
No obstante, a pesar de las informaciones que llegan sobre los intentos de secuestros, Carmen asegura no tener detalles verificados sobre ello, lo que no significa que "no pueda ocurrir". Es una zona donde hay grupos armados, que son las autoridades de facto del lugar, mientras que hay otros que son congregaciones de varios grupos y que están más en la frontera con Turquía.
Son estos últimos los que, según pudieron verificar desde UNICEF, habían reclutado a niños de entre 12, 16 o 17 años. De hecho, en 2022 y sólo en el noroeste de Siria, se verificaron 1.290 casos. Pero sobre si esta situación podría hacer aumentar el interés de estos grupos por los más pequeños al encontrarse solos, afirma: "Esto sería un poco especulativo, pero tenemos que pensar que el terremoto no ha terminado con el conflicto armado y que es algo que puede ocurrir".
La educación, un drama desde antes incluso de los terremotos
Otra de los retos más importantes a los que se enfrentan desde las organizaciones humanitarias es todo lo relacionado con la educación de los más pequeños. Se estima que, antes de los terremotos, más del 40% de los niños y adolescentes no contaban con acceso a la educación y si antes, ya había pocas escuelas, después de los seísmos, muchas de ellas han sido destruidas.
"Antes, casi un millón de niños estaban fuera de la escuela. Muchos entraban en el mercado laboral a una edad que no tocaba haciendo labores peligrosas para su salud, mientras que las niñas eran casadas por sus familias a una edad muy temprana como un mecanismo para ayudarles a seguir como núcleo familiar", explica Carmen.