Fue un visionario, el primero en pensar que en las playas de Arousa podía haber una oportunidad de negocio y no se equivocó. Pero, ¿cómo llegó a darse cuenta de eso?
Carlos Castaño tenía 28 años cuando pisó las playas de Torremolinos por primera vez. También era la primera vez que salía de Galicia y nunca había visto nada igual, lo que presenció allí le cambió la vida: tumbonas. Tumbonas a pie de playa donde la gente descansaba después de un refrescante baño o un relajante paseo por la orilla del mar.
De regreso a su Padrón natal, comenzó a darle vueltas a una idea y a soñar con hacer algo similar en su tierra. Pero tuvo que esperar a 1988, cuando aprovechó la madera que se iba a tirar de una obra, la limpió y construyó con sus propias manos 150 tumbonas.
Entonces, se fue al Consello de O'Grove, pidió permiso a la alcaldesa e instaló sus hamacas en A Lanzada. Fue el primero en hacerlo y así dio comienzo la historia del actual rey gallego de la tumbona, cuyo emporio turístico se extendió por Galicia hasta que hace unos años dio el salto a Canarias.
¿Cómo reaccionaron los bañistas cuando vieron las tumbonas? ¿Cómo explicarle a las autoridades que lo que estás construyendo es una visión de futuro? Todo esto y mucho más nos lo cuenta en Por fin no es lunes, con Jaime Cantizano.