En los años ochenta y los noventa ir al videoclub del barrio a alquilar cintas en VHS era el plan estrella de los fines de semana. Estas cintas, especiales por su capacidad de rebobinación y sus carátulas casi artesanales, se extinguieron con la llegada del DVD y del Blue-ray.
A día de hoy, han encontrado su lugar en el mundo del coleccionismo y en el fandom del cine de género, llegando a costar cientos de euros y siendo la decoración de algunas casas convertidas en museos; con estanterías llenas de títulos como ‘Los Cazafantasmas’, o ‘Posesión Infernal’.
Tanatorius Mortalban, alias Tana, comenzó a coleccionar cintas VHS porque quería ver las antiguas películas anime y a día de hoy tiene más de mil en su poder. Tana habla de un ritual que se produce con las cintas VHS y que ''te prepara para disfrutar bien de la cinta''.
Estas cintas son reliquias, Sergio Colmenar cuenta que ha llegado a pagar 150 euros por una película, un precio que aunque no lo parezca es barato teniendo en cuenta que pueden llegar a superar con creces ese precio. Colmenar cuenta que se educó en la cultura del videoclub y lo que le enamora hoy ''es tener esas joyas'' con las que se educó.