En Esto te va a sonar de Por fin no es lunes volvemos la vista atrás para celebrar el 100 aniversario de uno de los sonidos más reconocibles de la historia del cine: el rugido del león de la Metro Goldwyn Mayer. La creación de este logotipo surgió de la imaginación de Howart Dietz, el director de publicidad de la Goldwyn Pictures antes de que se uniera a la Metro. Él se inspiró en el emblema de la Universidad de Columbia que era “Ruge, león, ruge” y que se grita cada vez que el equipo de fútbol americano marca un gol. Al unirse las dos compañías, el logotipo se convirtió en la imagen del nuevo estudio. El primer león que representó a la MGM fue Slats y la primera vez que se vio su imagen en movimiento fue en 1924.
La Metro Goldwyn Mayer fue el estudio más importante de la época dorada de Hollywood. Fue el primer estudio en conciliar la idea de producción y distribución. El primero en la experimentación con el proceso de cine en color a través del tecnicolor que fue utilizado en películas Ben Hur y que se consolidó con el Mago de Oz. También fue pionera en la sincronización de las imágenes con el sonido y su sistema de contrataciones de exclusividad de los actores, el llamado star system, hizo que se mantuviesen en sus producciones actores como Clark Gable, Greta Garbo o Judy Garland.
Tras la fusión de los 3 estudios al frente de todo aquel conglomerado se encontraba Louis B. Mayer, una figura con muchas luces y sombras. Él era el prototipo de triunfador dentro del sueño americano. Sus orígenes eran muy humildes, nacido en una familia judía en Bielorrusia e hijo de un chatarrero. Creció en la calle recogiendo ropas, papeles y trastos, pero el hecho de tener que buscarse la vida le convirtió en un tipo ingenioso y oportunista. Durante su etapa al mando de la Metro fue tan amado como odiado y muchos le tildaron de tirano. Él mismo se jactaba de dominar a todas las estrellas de la compañía y tenía un ojo extraordinario para descubrir a nuevas estrellas como hizo con Ava Gadner.