Pablo Iranzo lleva desde los seis años capturando momentos y ha continuado esa pasión por contar historias. Ha dirigido más de cien cortometrajes durante toda su vida, algunos de ellos han llegado a festivales en Grecia, Corea, Estados Unidos o La India. Tiene dieciocho años y se ocupa de todo: la dirección, el guion, el montaje, incluso de la fotografía.
Lo que sí delega es la música de sus trabajos, pero también tiene una historia especial. Resulta que su profesor en el conservatorio, al que acudía hace unos años, se ofreció a crear esas bandas sonoras de manera altruista, porque le encanta su trabajo. Es un fenómeno del audiovisual y ya está pensado en su primer largometraje.