Es domingo 31 de diciembre, estamos ante las últimas horas del año 2023, un año con cierta intensidad. Las cosas importantes ya se retoman el 2 de enero porque es curioso esto del primero de año: este año acaba muy ordenadito (acaba en domingo) y empieza muy ordenadito (el lunes), empieza el año, la semana, el mes, todo. ¿Y saben esto? Que el primer día del año es el día del que menos somos conscientes, unos porque lo duermen, otros porque aunque despiertos es un día que es más un trámite que otra cosa.
Terminar y empezar, estos son los dos verbos que se dan a la vez. Se empieza últimamente antes de acabar con lo anterior y ni eso, y se empieza por empezar y nunca acabar lo que se empezó y el bucle sigue ahí, y eso hay que saber verlo, ver y experimentar algo de renovación. Y empezar un año tiene algo de renovador, igual no se percibe en el momento, pero cuando se hace algo se renueva de repente.
Si por mí fuera, el deseo sería que empiecen muchas veces este año, todas las necesarias. Que si su primero de enero tiene que caer en abril, pues que así sea. Y que de esta forma, se cumpla el arranque de todo lo deseado. Nunca será suficiente, yo lo sé, es la condición humana, pero me vale que al escucharlo hagan el intento de corazón.