Ahora que han terminado las navidades, que nos hemos reunido muchos en casa de los abuelos, quiero contarles algo. La revista de la Academia de Ciencias de Norteamérica publicó a finales de año las conclusiones de un estudio llevado a cabo por la Universidad de Harvard, que confirma otros análisis ya realizados.
Los abuelos fueron fundamentales en el extraordinario desarrollo de la especie. Hace 60.000 años, se produce un cambio social y cultural que acompaña al cambio evolutivo del Homo Sapiens.
Los bebés Sapiens, a diferencia del resto de especies, son dependientes durante mucho más tiempo que el resto. Hay un momento de nuestra historia en el que ese aumento de la esperanza de vida hizo que empezaran a convivir hijos, padres-madres y abuelos. Y se produce un cambio social por el que los mayores, sobre todo, ellas, empiezan a cuidar de los más pequeños. Liberan de trabajo a las hembras aún jóvenes y además se convierten en transmisores de experiencia.
Los Australopithecus, por ejemplo, no conocían, no coincidían con sus abuelos y no había ese solapamiento de generaciones. Hasta entonces, la especie humana empezaba una y otra vez de cero sin contar con las experiencias acumuladas por los años, al ser mucho más corta la esperanza de vida.
Hace 60.000 años, ya fueron esenciales y hoy los abuelos nos siguen salvando día a día.