Tengo que confesar que he pensado mucho en ellos desde que el jueves se conoció la noticia. Todos tenemos nuestros propios titulares, los íntimos. Y ellos han aparecido una y otra vez. Tal vez porque estábamos pensando en otros muchos casos.
No me resisto a terminar la semana sin acordarme de los 18 pacientes sin esperanza que han visto cómo un tratamiento experimental ha logrado la remisión completa del tipo de cáncer que padecían.
18 personas enfermas de mieloma múltiple, el segundo cáncer más común de la sangre, incurable. Un buen día recibieron una propuesta mientras seguían su tratamiento en el Hospital Clínic de Barcelona: probar una nueva terapia experimental llamada 'Ari-002H', desarrollada en el centro cuyos costes son mucho más asumibles para la Sanidad pública.
Ya existen dos terapias similares impulsadas por dos farmacéuticas, pero alcanzan los 300.000 euros por paciente. La propuesta llegó para muchos cuando estábamos además en los meses más duros de la pandemia.
Un detalle: el nombre 'Ari' viene de Ariana Benedé, joven de 18 años -también enferma- que quiso ayudar con su caso a los investigadores antes de morir en el año 2016.
El trabajo llevado a cabo en el Clínic tiene un enorme mérito, extraordinario. Es un trabajo académico, humilde, con los apoyos justos y resultados también extraordinarios. Básicamente, como siempre se ha hecho en este país.
Así que, ocupados como estamos -y más que vamos a estarlo en las próximas semanas en esta lucha contra el Covid-19-, cualquier atisbo de esperanza en esta otra lucha que ha causado un inmenso dolor y que sobrellevamos desde hace décadas, se merece algo más que un titular.