No sé si lo sabe, pero en unas horas llega la primavera, una estación que se ha ganado la fama de cursi, aunque básicamente nos trae el despertar de la naturaleza. Que dicho así, también suena cursi.
No la miremos con condescendencia porque también ha sido tiempo de sublevaciones, como la Revolución de los Pueblos en 1848 -se llamaba la Primavera de los Pueblos también-. O la Primavera de Praga o la Primavera Árabe.
Aquí lo que ahora se anuncia es una 'Primavera Caliente' al encenderse el malestar de numerosos sectores ahogados por la extraordinaria subida de los precios.
Y uno piensa "¿Y un atisbo luz en forma de llama entre tanto claroscuro?"Pues Valencia, que volvió a arder en la noche de San José con el permiso de las lluvias, de la borrasca Celia. Aún se percibe a esta hora de la mañana esta fragancia, cremà que impregna toda la ciudad. Algunos rescoldos, como si fueran una expresión de resistencia a que acabe la celebración.
Esta es una muestra del esfuerzo por volver a la normalidad -lo están haciendo y lo han hecho los valencianos y los visitantes- y del empeño de todos en recuperar una primavera de las de siempre.