Puede que se acerque a alguno de nuestros museos y detecte algunas miradas de desconfianza. No estoy hablando de los miembros del equipo de seguridad o de los visitantes.
No se inquiete si visitando el Museo del Prado descubre que le observa con recelo Mari Bárbola desde 'Las Meninas', la reina María Luisa desde 'La familia de Carlos IV' o incluso la pareja de Adán y Eva representados por Alberto Durero.
"¿Qué culpa tienen 'Las Majas' de Goya?", debieron pensar los visitantes del Museo del Prado en el momento en el que unos activistas de 18 y 20 años, pertenecientes a Futuro Vegetal, pegaron sus manos a los marcos de dichas obras maestras.
Los cuadros no cuentan con cristal de protección porque se consideró que su rotura podría dañar gravemente la tela de ambas obras.
Una causa razonable y justa defendida con una acción irracional e injusta, atentando contra una de las muestras más brillantes de inteligencia y sensibilidad humana.
Los negacionistas del cambio climático jamás pudieron imaginar una campaña más a su favor.