Soñaba con ser atleta y venir a Europa, donde su piel blanca y su cabello rubio no llamasen la atención. Con 11 años aterrizó en España y tras varios avatares de la vida fue adoptada por una madre gallega. Ambas cumplieron su sueño: una, se convirtió en madre y otra, en atleta, la más rápida de Galicia, incluso por delante de rivales sin discapacidad. Ella tiene apenas un 20% de visión. Con 20 años, es una de las promesas del atletismo paralímpico español.