OBJETOLOGÍA

Cerraduras y otros huecos que nos facilitan la vida

En Por fin no es lunes Isabel Lobo objeta sobre los recovecos útiles. Aquellos huecos y cerraduras que nos facilitan la vida. En este caso, una guía de cerradura y un limpiasuelas a pie de calle

ondacero.es

Madrid | 19.03.2022 12:38

¿Algo que objetar? Isabel lobo nos acerca en su Objetología a los recovecos útiles. ¿Qué se entiende por recoveco?. Un recoveco es un rincón o un lugar escondido que resulta de la disposición de algo. Y así son estos objetos de los que hablamos. Objetos que están para facilitarnos la vida aunque a veces la compliquen. Una cerradura antigua con una guía de forja, para cuando llegas a casa haciendo eses. Esa guía permite que el ser humano meta la llave y no desista en el intento. Y el limpiasuelas a pie de calle. La misma guía de metal pero esta vez con saliente para poder actuar de retenedor de barros u otros residuos en las suelas de los residentes en la casa.

¿Cuál es el origen de la cerradura? Se cree que la primera cerradura fue creada en Egipto, varios siglos antes de Cristo. Estos dispositivos consistían en un pasador horizontal de madera encajado en la puerta que se deslizaba a través de una guía para encajar en un agujero hecho en el arco de la puerta. Este mecanismo se puede accionar mediante una llave de metal, antiguamente de hierro y bronce. En la actualidad, aparte de las cerraduras mecánicas, existen otras como las electromecánicas o electrónicas, donde la llave se ha sustituido por una tarjeta de plástico o PVC.

Aproximadamente el 80% de las cerraduras que tienen cilindros mecánicos han dejado de ofrecer la seguridad con la que fueron creadas a causa de la difusión por internet de técnicas como el bumping (hasta ahora utilizada en asaltos por bandas organizadas pero hoy accesible a todo tipo de delincuentes) que suponen un riesgo evidente para sufrir accesos indeseados, robos y hurtos. Por ello la tecnología ofrece soluciones aplicadas a las cerraduras que aportan verdadera seguridad, como el caso de las cerraduras con cilindros electrónicos, con el sistema BlueChip o similar.

La cerradura moderna

La cerradura moderna tiene su origen en el pasador horizontal de madera que, acoplado a la parte posterior de la puerta, se hacía deslizar por una rudimentaria guía para encajar luego en un agujero que se practicaba en la jamba. Es en el siglo XVIII, en Inglaterra, con la aparición de la cerradura de puerta cuando comienza el verdadero proceso de tecnificación de los sistemas de seguridad.

Linus Yale revolucionaría la cerradura moderna al decidirse a continuar el oficio de su ya anciano padre. Entregado de lleno a la perfección de los sistemas de seguridad, obtuvo en el año 1851 la patente de su primera cerradura para bancos. Continuó su afanosa búsqueda, hasta que en el año 1862 inventó la cerradura de cuadrante secreto o combinación, que habría de transformar su apellido en un auténtico sinónimo de la palabra llave.

Hay puertas que se abren que no necesitan llaves

En las redes sociales de Japón ha corrido como la pólvora la noticia de que se ha partido en dos una piedra que, según la mitología japonesa, tenía encerrado un demonio. Se conocía como la “piedra asesina”. Según dicen, contenía el espíritu del zorro de nueve colas. La legendaria roca se encontraba en una de las laderas del monte Nasu, en la prefectura de Tochigi, cerca de Tokio, y era famosa por el demonio que, según la mitología japonesa, estaba encerrado en su interior. La leyenda se complica cuando, según las escrituras del Otogi-zōshi, el famoso guerrero Miura-no-suke descubrió que Tamamo-no-Mae era en realidad una falsa identidad del malvado zorro de nueve colas. Por suerte, Miura-no-suke acabó matando al zorro y este se transformó en Sessho-seki, la piedra asesina.

Algunos creen que la piedra fue destruida y que su espíritu fue exorcizado por un monje budista que dispersó sus partes por todo Japón. Otros prefirieron creer que su hogar estaba en las laderas del monte Nasu, en una región conocida por sus termas de aguas sulfurosas. La roca, que se convirtió en una atracción turística en 1957, se ha partido en dos. Aunque algunos creen que el espíritu demoníaco de Tamamo-no-Mae ha regresado al mundo mil años después, otros ofrecen una explicación más prosaica. Al parecer, habían aparecido grietas en la roca por efecto de la erosión. Con las últimas lluvias, las filtraciones de agua posiblemente acabaron por debilitar su estructura interna, acelerando el fatal desenlace.

Con demonio o sin él, Sessho-seki era un símbolo del lugar. Y aunque aún no hay nada en claro, algunos funcionarios locales ya han propuesto restaurar la roca para que la afluencia de turistas no cese.