En Por Fin no es Lunes Isabel Lobo objeta sobre objetos que dan vueltas; la peonza, un objeto que conserva la esencia de ser hipnotizante, en la actualidad se usan como juguete, pero, las primeras peonzas surgieron a las orillas del río Éufrates hace 6.000 años, estas no eran usadas como objeto de entretenimiento, las primeras peonzas eran usadas para crear fuego.
Con el paso de los años la peonza llegó a Roma y Grecia, donde sí eran usadas como juguetes, estas se fabricaban de barro cocido o madera, posteriormente en la edad media el juego de la peonza evolucionó hasta llevarse a cabo varios ritos con ellas e incluso carreras de peonzas en Inglaterra. La peonza no se quedó en Occidente, Oriente, en países como China y Japón, mas concretamente en Japón surgió el arte de "bailar la peonza", los niños y adultos aprendían a realizar diversos trucos y técnicas con ella.
Seguimos hablando de objetos que dan vueltas, esta vez de los que se pasan de vuelta y no paran, la carraca, por ejemplo, un instrumento de percusión de la familia de los idiófonos, compuesta por un cuerpo de madera unida a una serie de martilletes móviles. La carraca llegó a España gracias a los Árabes y tanto fue el éxito que este objeto forma parte del patrimonio cultural de Andalucía y es considerado un instrumento tradicional.
Por otro lado tenemos los objetos que dan vueltas pero tienen tope, un tornillo o una tuerca, y es que este último objeto no solo es conocido por los fraserios cotidianos, si no que también da vueltas por tandas llegando a un tope, un límite.