Isabel Lobo ha elegido el marcapáginas para la Objetología de este sábado y apunta que el primero de la historia fue el dedo, según San Agustín. A partir de entonces se han utilizado marcapáginas de emergencia, las esquinas o la solapa del libro para no perder el hilo de la historia.
TRAS EL DEDO
El primer marcapáginas del que se tiene constancia data de 1584 y se colocó en la Biblia que Christopher Barker regaló a la reina Isabel. A partir de 1600 aquel marcapáginas se convierte en una cinta de seda y con la revolución tecnológica, finales del siglo XVIII y principios del XIX, este objeto toma importancia dentro del libro. De hecho, muchos de ellos fueron diseñados por algunas de joyerías famosas como Gorham, Kirk & Sons o Tiffany con forma de puñal o espada y una doble función.
BORGES DENTRO DE NAPOLEÓN
¿Te imaginas un marcapáginas de un libro de Borges dentro de las memorias de Napoleón? Esta cuestión la plantean los marcapáginas con ese carácter divertido y escurridizo. Un objeto que materializa la pregunta ¿dónde lo dejamos? y que es heredero del bohemio doblador de esquinas, un trozo de periódico rasgado o una flor seca. El asegurador de historias no para de transformarse y ahora ha sido un español quien ha patentado el marcapáginas automático, una pestaña movible que recupera la posición cada vez que se pasa una página de un libro.