Está claro que las nuevas tecnologías están cambiando el paradigma de la enseñanza actual. La propia crisis del coronavirus ha supuesto un impulso hacia esa transformación. En el mes de marzo, los colegios se vieron obligados a adaptar a marchas forzadas su metodología debido al confinamiento. Sin embargo, hay muchos nostálgicos que se oponen a la desaparición de los tradicionales libros de texto.
Sólo hay que echar un vistazo a los datos. Según el “Estudio sobre el papel y valor de los contenidos educativos en las aulas” realizado a padres, profesores y expertos en Educación de toda España, el 63,9% de los padres y el 54,6% de los docentes considera que no sería positiva una enseñanza sin libros de texto. De hecho, el 98,6% de los padres y el 91,3% de los profesores dicen que los niños los usan en alguna medida. Aunque eso sí, existe una diferencia entre unos y otros.
Los maestros consideran los libros de texto como la tercera herramienta, por detrás del material que ellos mismos elaboran y de las nuevas tecnologías. Mientras que para los padres es la primera herramienta de trabajo. Dicen que les permite conocer los contenidos que estudian sus hijos y así orientarlos en casa.