Los ingleses suelen decir que cualquier momento es bueno para un té. También podríamos decir que cualquier momento es bueno para los consensos. Pero este lo es singularísimamente. Probablemente sea el momento que más necesita los consensos desde hace 50 años.
Tenemos unas cuantas averías que afectan a los pilares del edificio, a las vigas maestras, a esa parte que no se ve pero que es la que mantiene el edificio en pie. Y resulta que la única herramienta con la que pueden repararse esas averías son los consensos.
Ha llegado el momento de que los españoles nos hagamos algunas preguntas. Las crisis del siglo XXI son globales, pero cuando en todas las crisis un país se pone sistemáticamente a la cabeza de los peores datos y resultados hay que hacérselo mirar. Tuvimos las peores cifras de Europa en la crisis financiera , sufrimos más intensamente la despoblación, el envejecimiento y el deterioro ambiental, fuimos líderes mundiales en la pandemia, estábamos a la cabeza de Europa en paro y ahora también lo estamos en inflación, y no hay tantos populistas en los gobiernos como los hay en España.
Al margen de eso, están nuestras propias crisis. Cuando en una comunidad si llueve el primero que se inunda es siempre el chalé número cinco hay que hacerse dos preguntas: ¿por qué llueve tanto en esa comunidad y qué diablos le pasa al chalé número cinco? La respuesta está en la política. Igual que los malos hábitos personales arruinan la salud de una persona, las malas prácticas políticas pueden arruinar la salud de un país. Y nosotros llevamos demasiado tiempo con hábitos altamente nocivos para la salud colectiva.