La radio no para, no lo ha hecho nunca, menos ahora

¿Qué papel tiene la radio en estos días de confinamiento?

Dias de radio, de la radio de antes pero con lo de ahora. Y sin perder ripia de nada de nada que no está la cosa para perderse algo de la nada que a veces nos llega por donde sea y sin preguntar... Aviolinada tenemos hasta la imaginación de la esclerótica y no me diga que no hemos contribuido a eso, los que nos dedicamos a decir, contar, cantar, comunicar, reiterar, así o asá… sin ti-tu-bear, pestañear, a la bim bom bam... pito pito gorgorito, que es lo se está diciendo, que me pierdo, que no sé para donde sintonizo, diario, patio, aplauso, dicho, juego o refrán...

ondacero.es

Madrid |

Son días de radio… Se siente. Se sabe. Radio para esto, lo que nos atropella, la realidad. Radio para lo otro, lo que nos queda por delante. A la radio, a esta fondista no hay que le gane. La radio no para. No lo ha hecho nunca. Menos ahora.

Esa caja encendida que suena a rodillos, que va encajando el ritmo con la palabra, la música, los silencios, el suyo, el mío... El sonido donde coincidimos... Alguien que le cuenta algo a alguien de otro que dijo que hizo aquel que le hubiera gustado inventarse el de allí. Y así como un vals, pequeño, no crean, se compone la compañía de voces que desde la alarma y hasta aquí baila sin saberse los pasos... A la radio le pasa, que no le teme a lo nuevo, y si lo hace lo acompasa realmente bien.

Informa en la cocina, entretiene en el patio, te avisa por el pasillo, te alivia desde el reposabrazos... Relación espacio-temporal transistoria. Y entre tanto ruido... La radio siempre consigue algo extraordinario.

La radio te toca... cuando te advierten de que las caricias matan. La radio da en la tecla. La que activa cierta parte de ti, la que te mueve a animar a los demás.

La radio, el anhelo de infinitud que cada ser humano tiene en su día a día. La radio que se siente. Y que se resiente, verdad sabio… Pero la misma que resiste con todas las preposiciones que hay en nuestra gramática. La radio que se adapta en un tris tras. A todo, ante bajo cabe con contra de desde entre hacia hasta para por según sin so sobre y tras.

Tras. Tras ese punto de encuentro, entre la confinitud de las paredes que no existen entre nosotros, ni los pasillos que tampoco se nos quedan cortos… Habitemos más que nunca ese lugar herziano, el vínculo que mantiene nuestro futuro presente y pasado a salvo. La voz, inmuniza a quien tiene orejas en el alma.

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