Detractor confeso del pensamiento positivo, Ignacio Varela se postula a favor del odio después de que una exempleada de Facebook acusara al gigante de fomentar los discursos de odio impactando de manera nociva en la salud mental de las adolescentes.
"Me dispongo a defender el odio como una de las pasiones que dan sentido a la vida y que es tan genuina y legítima como cualquier otra", declaraba Varela alegando que el sentimiento de odio es complementario al amor.
El odio nos humaniza
Varela ha defendido el odio como un sentimiento humano y, por ende, necesario.
"No puedes amar de verdad si no eres capaz de odiar y viceversa", manifestaba el sabio. Además, explicaba que el odio es inherente a la humanidad en tanto que esta se erige en "la única especie que se complace en el daño ajeno".
Así pues, no es de extrañar que el odio haya sido una emoción clave en el desarrollo de la humanidad y de sus civilizaciones. "El odio está presente en la cultura universal desde que estamos en la Tierra", decía a la vez que apuntaba que, asimismo, "el odio vende desde tiempo inmemorial".
"Facebook no ha inventado el odio, ni el señor Zuckerberg ha descubierto que el odio es comercial", sentenciaba en relación al escándalo de Faceebook. Varela considera que todas las pasiones humanas -"especialmente las más intensas y extremas en tanto que forman parte de la condición humana y no se pueden extirpar"-resultan comerciales. Por eso, existen multitud de obras literarias, cinematográficas y, en definitiva, artísticas que nacen del sentimiento de odio: Romeo y Julieta, Macbeth, Taxi Driver...
Una sociedad infantilizada
"Odiar es completamente normal e incluso a veces es necesario. Por lo tanto, lo malo no es el odio en sí, sino dejarse llevar por él", sostenía el sabio.
Varela ha defendido que el odio debe formar parte de nuestra sociedad en la medida en la que se erige en una pasión humana. Sentir es humano, aunque también ha de ser humano aprender a canalizar dichos sentimientos.
"La civilización no consiste en inyectarnos anestesias emocionales, sino en manejar las emociones para que sean compatibles con la convivencia y con los derechos de los demás", explicaba Varela. Sin embargo, "como nuestra sociedad cada vez está más infantilizada se presupone que somos incapaces de controlar nuestras pasiones", lamentaba.
"Por eso los nuevos comisarios de la moral pretenden suprimir nuestros sentimientos, deshumanizarnos, y yo creo que, en realidad, lo que sobre todo escasea en esta sociedad pazcuata es el sentido del humor", concluía el sabio.