"Lo mejor que se puede hacer con la vida esintentarconservarla", dice Ignacio Varela. El colaborador señala que hay una gran matiz entre tener una buena vida y la vida buena: La primera tiene que ver con el "disfrute" y "llama a la libertad", mientras que la segunda se relaciona con la "virtud" y "llama a la obediencia".
De esta manera Varela introduce el tema de este sábado para hablar de los "prescriptores de la vida", de los que "acoge con gusto" a los de la buena vida "si saben de lo que hablan", pero sin embargo "detesta a los predicadores de la vida buena" que "se sienten autorizados para marcar las fronteras entre el bien y de mal para todos los demás".
"Los grandes prescriptores de la vida buena han sido las religiones y las iglesias", dice Varela, ya que estas "te señalan desde el principio cómo tienes que comportarte para estar a buenas con Dios". "Han tenido tanto éxito no por la fe, sino por la pereza - indica el colaborador -. Un catecismo es como un manual de instrucciones que te facilita las cosas".
No obstante, "esto es pasado", señala Varela. "Lo que hoy prolifera son los predicadores laicos que te dicen cómo debes vivir para poder mirarte al espejo y decir "qué moderno soy y qué vida tan plena tengo". El colaborador se pregunta qué es para ellos una vida plena, pero que sobre todo "de qué tiene que estar llena la vida excepto de tiempo".
Este tipo de consejos calan cada vez más en la sociedad, pero estos no deja de ser "arrogantes, ignorantes e inútiles", dice Varela. "Decir que han vivido a medias es de una arrogancia tremenda, reducir eso a un puñado de recetas garbanceras es ignorancia y sus afirmaciones son inútiles porque no se basan en nada".
"Los que hablan así públicamente no están hablando de los demás, sino de sí mismos", sostiene Varela que lo que quieren es "exhibirse". Destaca que hay varios ejemplares: los "categorizadores", los "provocadores" y los "reglamentados", los más peligrosos que "quieren organizarle la vida a los demás".