Después de que el pasado jueves, durante su visita a 'El Hormiguero', el escritor Arturo Pérez-Reverte calificara a Pedro Sánchez como "un personaje maquiavélico: malo, chulo, ambicioso, arrogante, cínico, e interesante", Ignacio Varela suscribe sus palabras reflexionando sobre la evolución histórica del PSOE -uno de los tres partidos políticos más antiguos de Europa-, así como su devenir político una vez el periodo sanchista llegue a su fin.
Sánchez, un personaje literario
Varela ha suscrito las palabras del escritor: "Pérez-Reverte ha retratado un tipo humano que podría ser el protagonista de una novela de acción ubicada en cualquier lugar o en cualquier época y lo cierto es que, de todos los dirigentes políticos que yo he conocido en España, Sánchez es el más literario", afirmaba Varela apuntando que en ningún caso introduciría conceptos políticos para su definición.
En términos estrictamente narrativos, Varela ha equiparado al presidente del Gobierno con el personaje que DiCaprio interpretó en El lobo de Wall Street. Aproximando las comparativas a la realidad de la España contemporánea, Varela optaba por apelar al corrupto empresario Mario Conde, y en términos internacionales, lo asemejaba al expresidente norteamericano Donald Trump, aunque sin apelar a cuestiones ideológicas porque, según expresaba el sabio, "uno de los puntos en común reside en que ambos carecen de ideología".
En cualquier caso, Varela se mostraba contundente al referirse al prototipo del personaje aventurero: "Pedro Sánchez es a la vez un aventurero de la política y un consumado impostor: para él la aventura es una forma de vivir y la impostura una forma de supervivencia; y si añadimos a la mezcla una dosis abundante de egolatría o narcisismo, tenemos el personaje acabado", ha declarado.
En este puntilloso dibujo de Pedro Sánchez, el sabio de sábado ha afirmado que su personalidad "levanta pasiones" porque "siempre está dispuesto a ir más allá de ese punto en el que los demás nos detenemos", razón por la cual "suele ganar a los políticos convencionales que se preocupan de cosas tan aburridas como, por ejemplo, el Estado", manifestaba.
Los cinco partidos del PSOE
Con casi ciento cincuenta años de historia, el Partido Socialista Obrero Español se erige en uno de los tres partidos políticos más antiguos de Europa, motivo de orgullo para sus simpatizantes. Sin embargo, Ignacio Varela apuntaba que "aunque a muchos socialistas les complace recrearse en la épica de la continuidad histórica, yo creo que en todo este tiempo no ha habido un partido con ciento cuarenta y dos años de vida, sino muchos partidos distintos con la misma sigla".
Varela proseguía su argumentario planteando la existencia de hasta cinco partidos distintos que se han cobijado bajo el rótulo del PSOE. El primero de ellos, explicaba Varela, se correspondería con el PSOE de su fundador, Pablo Iglesias; el segundo, habría surgido en la convulsa década de los años treinta del siglo pasado de la mano de Largo Caballero; el tercer PSOE lo representaría tímidamente Rodolfo Llopis desde el exilio; el cuarto, lo habría "inventado" Felipe González en los años 70, inspirándose en los nuevos partidos moderadamente reformistas de la Europa del norte; y por último, el cuarto PSOE se asociaría directamente con Pedro Sánchez, un partido político al que Varela directamente define como "el Partido de Sánchez: populista, caudillista, inorgánico, plebiscitario, ideológicamente delicuescente y completamente ecléctico en materia de alianzas".
El sabio del sábado ha definido el actual PSOE como "un partido invertebrado al servicio de un proyecto de poder personal". Además, ha señalado que "lo apasionante de la situación y también lo más peligroso es cuando un personaje de estas características se hace con el control absoluto de una sigla histórica capaz por sí misma de arrastrar a millones de personas"
"No sé cuánto durará la aventura del sanchismo en el poder, lo que sé es que tendrá un final bíblico" comentaba Varela preocupándose de manera singular por las consecuencias post-sanchistas: "lo que quedará después prefiero no imaginarlo, pero yo auguro una larga travesía del desierto a los que reciban esa herencia", concluía.