Esta semana se ha llevado a cabo una recogida de firmas de miles de expertos para que se detenga o se pause al desarrollo de la tecnología de la inteligencia artificial (IA). Esto es importante porque los que están metidos en esto han avisado que se puede volver en nuestra contra.
Según Sabino Méndez, en determinados casos, "culpar a la inteligencia artificial sería excesivo" como el científico belga que trabajaba en sanidad y que se suicidó tras pasarse seis meses hablando con una aplicación de inteligencia artificial. "Lo que demuestra del caso -en referencia al científico belga- es que la inteligencia artificial tampoco ayuda ni ofrece soluciones empáticas que puedan consolar a un ser human con problemas" ya que "es una herramienta pero no nos va a dar ningún abracadabra o ninguna solución mágica".
Si a estos sucesos añadimos, según el colaborador, "sus posibilidades de falsificación de la realidad, de manipulación de los datos y de ser capaz de disimular de una manera casi indetectable esas mismas estrategias estrategias" gracias al "aprendizaje constante con la que está programada", no es muy impactante esta noticia que deja en estado de suspensión a todo este proyecto tecnológico durante, al menos, seis meses. Entre los firmantes, asegura Sabino Méndez, se encuentran grandes magnates de estos avances como pueden ser Elon Musk (Tesla, Space X) o Steve Wozniak (Apple) que han llegado a una conclusión a corto plazo que oscila en que "se están desarrollando e implementando mentes digitales cada vez más poderosas que ni siquiera sus propios creadores pueden comprender, predecir o controlar de una forma fiable".
El debate desatado "aparentemente parece un debate ético pero que, si nos fijamos con atención, tiene un fondo económico" donde muchos de los firmantes "son expertos del tema desde hace veinte años pero no científicos en muchos casos sino hombres de negocio, fundadores de empresa" enfrentados con los que apoyan a la IA, donde "nos encontramos con muchos fundadores de empresas emergentes que compiten con las anteriores", explica Sabino Méndez. Esta es la razón por la que también piden "una pausa muy corta" y así "recuperar la ventaja que le llevan unas empresas a otras".
En todo este debate, surge una reflexión clara y es la necesidad de crear y establecer una regulación para estos avances tecnológicos porque puede llegar un día que, si se emula el pensamiento humano, puede conllevar una gran dificultad el acto de discernir las acciones de las personas y de las 'máquinas'. Es por eso, y por las diversas direcciones que provocará, que el sospechoso aboga por "una regulación internacional o, al menos al respecto, los fundamentos para ella".