Cada generación, cada década, vive su propio desencanto. Sabino Méndez recuerda varios momentos de desencanto en España. A finales de los 70 con la transición, en los 80 la juventud de la movida, pasadas las olimpiadas del 92 con grandes expectativas de progreso económico y social que no se llegaron a cumplir e incluso el desencanto digital después de la llegada de internet.
Precisamente, reflexiona nuestro sospechoso habitual y mítico de domingo, Sabino Méndez, para que se de un desencanto se tiene que haber generado antes una ilusión o una esperanza que no se llega a cumplir, de ahí que luego llegue el miedo y la frustración. "Debido al choque con las expectativas es como se produce el desencanto". Lo mejor para huir del desencanto es pensar en el temor en sí y aceptar que nos acompañará siempre, enfrentarnos a él e incluso a reírnos un poco.
