La voz puede definirse como el sonido que el aire expelido de los pulmones produce al salir de la laringe, haciendo que vibren las cuerdas vocales, motivo por el cual, como todo sonido, se caracteriza por presentar cuatro cualidades básicas: tono, intensidad duración y timbre. Esta última cualidad, es tal vez, la más especial de todas debido a que, aunque todo ser humano es capaz de reproducir un sonido más o menos en el mismo tono, con la misma intensidad y duración, el timbre es único e irrepetible.
El timbre vocal es producido a través de la filtración de armónicos cuando el sonido inicial de la laringe pasa por el tracto vocal. Es la cualidad que nos permite distinguir una voz de otra al escucharlas. El timbre es lo que hace que una voz sea agradable o desagradable. Por tanto, podría definirse como el color de cada una de las voces humanas. Y es que, como ha señalado Sabino, "la voz es enormemente individual; no hay dos voces iguales".
La magia de la radio
Tal vez por eso nuestro sabio de guardia, Sabino Méndez, considera que "ninguna Siri podrá competir con ningún Alsina, Cantizano o Herrera". La calidez, el color y, sobre todo, la vida de sus voces, únicas e irrepetibles, suscitan un interés por la radio hablada que, probablemente, no pueda producir la monotonía de una voz robótica.
Sabino Méndez ha explicado que, a pesar del avance tecnológico que parece relegar toda iniciativa humana a un segundo plano, a lo largo de los últimos años se ha reforzado la función de la radio hablada. Diversos estudios científicos, se han propuesto analizar las características vocales que hacen sobresalir a unas voces sobre otras para explicar este fenómeno.
Así, comienzan a aclararse cuestiones puramente humanas y, por tanto, artísticas en su esencia. No obstante, Sabino propone disfrutar del arte de la radio sin romper la magia de lo inexplicable. La radio fue, es y será.
