Esta última semana, nuestros principales líderes políticos tenían que enfrentarse tanto en el Senado, como en el Congreso. Y la verdad, sorprendió la virulencia con la que se desataban en sus respectivos ataques. Volaban de un lado a otro de los hemiciclos los adjetivos "infame", "indecente" y palabras gruesas de ese calibre.
Entendemos que estamos en campaña electoral y que estos días los políticos van todos contra todos, pero ¿están dando buen ejemplo? ¿Esa virulencia no entraría dentro del delito de odio que ellos mismos han instaurado en el Código Penal?
El odio es una emoción y por supervivencia y evolución los seres humanos seguramente tenemos una facilidad biológica para odiar, pero ¿no deberían ser precisamente los responsables políticos quienes enseñaran a contener esta reacción?
Eso es lo que quiere abordar nuestro sospechoso habitual de domingo, Sabino Méndez, que asegura no saber qué les sucede a los políticos, pero "están desatados", quizás porque "huelen" que llega un cambio o los sondeos vaticinan resultados ajustados, pero "están dando rienda suelta a la facilidad humana para odiar y reprochar y más que hacer propuestas constructivas, se dedican a hacer propuestas tontas, como que los abuelos podamos ir al cine gratis o poner verde al contrario".