Es inevitable volver la vista atrás y recordar otras navidades a la vez que pensamos cómo serán las del futuro. Los cuentos de Navidad rememoran muchas veces el pasado y qué mejor día que el 25 de diciembre para remitirnos al famoso relato de Charles Dickens y preguntarnos sobre el efecto que las visitas de los duendes de las Navidades pasadas, del presente y del futuro hacen a nuestro ánimo.
‘Cuento de Navidad’ narra la historia de un viejo rico y avaro que detesta la Navidad, pero cuando se va a la cama recibe la visita de tres fantasmas: el de las navidades pasadas, el de las presentes y el de las futuras. Cada uno le muestra una serie de hechos de su vida y al detenerse a compararlos, el avaro cambia para siempre su modo de vivir.
Es un esquema narrativo muy interesante y eso es lo que explica ese éxito que ha tenido. De hecho, ha sido tan eficaz que lo vemos repetido muchas ocasiones, por ejemplo en ‘Qué bello es vivir’, el mismo esquema narrativo, solo que en lugar de espectros hay un ángel y en lugar de un protagonista tacaño, colocan a un hombre bueno que está pasando un mal momento.
Nos sitúa como espectadores en la vida humana y en el paso del tiempo. Los humanos creemos poseer cosas, pero en realidad son las cosas las que nos acaban poseyendo a nosotras y de hecho, la única posesión verdadera que tenemos es nuestro pasado.
Cuando pasamos, los bienes no nos los podemos llevar con nosotros. Lo único que nos podemos llevar con nosotros es nuestro pasado, nuestros recuerdos, y por eso, en el pasado es donde está basada toda nuestra vida.