Nuestro sabio de guardia Sabino Méndez reflexiona en 'Por fin no es lunes' sobre la escasa presencia de la bondad en la ficción. A pesar de que la bondad abunda entre nuestra especie, apenas es retratada en las narrativas humanas y Sabino Méndez, filólogo y escritor por vocación, responde al porqué de esta cuestión.
"Si alguien no conociera nuestro mundo y quisiera saber cuál es nuestra forma de vida, deduciéndola de las narraciones y los titulares, podría llegar a pensar que vivimos inmersos en el daño y en el dolor de una manera constante", planteaba Sabino para comenzar. Sin embargo, nuestro sabio está convencido de que, más allá de los malos momentos que de manera evidente nos brinda la vida, la gran mayoría del tiempo vivimos inmersos en buenos momentos que no parecemos apreciar en exceso. Tal vez sea porque "una de las características de la bondad es su discreción", según apuntaba Sabino para a continuación argumentar que "en el mundo hay muchas personas bondadosas, pero los malvados hacen muchísimo más ruido".
La bondad en la ficción
Es una evidencia que existen más relatos del mal que del bien, tal vez, porque el conflicto constituye el motor de todo relato. No suelen esgrimirse conflictos en torno a la bondad y Sabino consideraba que esto se debe a que "una de las tareas más complicadas desde el punto de vista artístico y narrativo es retratar la bondad sin resultar cursi o relamido". Además, señalaba que "es mucho más fácil estremecer a la gente contando maldades de impacto que bondades".
Sin embargo, enfocándonos en una perspectiva objetiva, Sabino ha descubierto que estadísticamente los diferentes léxicos de cada idioma presentan mayor proporción de términos negativos que positivos: "Tenemos más herramientas para definir el mal que para definir el bien", exponía. La razón reside en una cuestión puramente evolutiva y es que la especie humana desarrolló muchos más conceptos para definir los peligros que primitivamente acechaban a nuestra especie por una mera cuestión de supervivencia, pues resultaba fundamental definir bien las situaciones de peligro. A pesar del transcurso de los años, esa carencia en el léxico positivo continúa vigente y, por ende, reduce las posibilidades a la hora de relatar bondades.
No obstante, a lo largo de la historia han sido muchos los escritores o contadores de historias que han retratado la bondad en sus ficciones. Un caso reseñable es el de Charles Bovary, el bondadoso marido de Madame Bovary que Gustave Flaubert retrató en su relato a pesar de que pasó desapercibido ante las desventuras de aquella mujer. En efecto, la bondad se ha plasmado en el arte, pero de algún modo, los conflictos en torno al mal siguen resultando más atractivos.
"El hecho de que los relatos de conflictos y males resulten más emocionantes y asequibles se debe a la confluencia de dos factores: por un lado, la dificultad para reconocer el mal en nosotros mismos, y por otro, la dificultad para expresar nuestros sentimientos como consecuencia de las carencias en términos de educación emocional", exponía Sabino.
"Sabemos que hay mucha bondad y que está a nuestro alrededor aunque nos resulte difícil determinarla con palabras, pero luego la conocemos de una manera impasible", concluía el sabio.