A menos de una semana de que comiencen las fiestas navideñas donde, entre otras cuestiones, se canta al amor familiar, al amor entre amigos o de pareja, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece de manera inesperada para anunciar las posibles nuevas restricciones a las libertades individuales como consecuencia del auge de la sexta oleada de coronavirus. Nuestro sabio de domingo se cuestiona si se impondrá un nuevo confinamiento, un encierro que, sin duda, podría afectar al amor que se profesan las personas por la obligación de compartir el espacio de manera indefinida.
No obstante, para que el amor crezca más que hartazgo y la antipatía, Sabino Méndez expone una serie de condiciones que cree propicias para con este objetivo. Porque, sí, según el sabio, un amor fértil requiere de múltiples condiciones que lo consolidan.
¿Qué es el amor?
En primer lugar, Sabino trata de definir el concepto del amor, una emoción cuya descripción se ha bañado en una especie de "nebulosa" desde el origen de las civilizaciones.
"Sabemos que el amor es un sentimiento muy positivo y revitalizante, pero nos cuesta expresarlo y precisarlo", expone Sabino apuntando que "si le pedimos a cada persona que individualmente nos dé una definición del amor, comprobaremos que cada uno nos da una versión diferente con unos mínimos denominadores comunes". Y lo cierto es que, explica Sabino, "los humanos suelen hacerse una noción del amor al gusto de su temperamento".
En términos generales, gusta creer que el amor es un sentimiento pasional que debe darse sin condiciones o de forma incondicional, pero Sabino está convencido de lo contrario. En contra de lo que el Romanticismo o el sentimentalismo más popular profesan, nuestro sabio considera que "para que se dé el amor se necesitan muchas y variadas condiciones".
La falacia del amor incondicional
Sabino Méndez explica que, a pesar de que todo ser humano aspira a ser amado de forma incondicional, esta expectativa resulta poco realista e incluso perjudicial. "La aspiración a la incondicionalidad amorosa es un deseo que nos puede hacer desgraciados" manifiesta Sabino apuntando que "debemos asumir que nuestra capacidad como humanos para conocer a fondo a las otras personas es imperfecta y limitada".
Según nuestro sabio, probablemente el amor no se reduce a la perfección de una relación apasionada, sino que además engloba la capacidad de afrontar los problemas que inevitablemente plantea la vida. Es más, "cuanto más intensa y exigente hacemos una relación, nos hemos de dar cuenta que la hacemos más frágil", subraya el sabio.
Por este motivo, Sabino define una serie de condicionantes que indudablemente condicionan los cimientos del amor de pareja. "Para que el amor de pareja triunfe se dan unas cuantas condiciones óptimas: atracción, afinidades, gustos y caracteres, el respeto, la empatía, la confianza, la lealtad, la ternura...", explica Sabino.
"Buscar estas condiciones puede contribuir a crear un suelo fértil para que tengamos un amor mucho más realista, puesto que la pareja que sabe convertirse, a ratos, en guardián de la soledad del otro está creando unas condiciones muy buenas para que germine la planta del amor", concluye el sabio.