Cada vez es más frecuente escuchar que la nueva generación de jóvenes será la primera en vivir peor que sus padres o predecesores. Desde hace tiempo resultan cotidianas las mudanzas al extranjero en busca del éxito laboral y, además, desde hace tiempo, estas decisiones son aplaudidas por quienes no hubieron de alejarse de su hogar para vivir bien. ¿Pero qué es vivir bien?, o más bien, "¿qué es vivir peor?, se cuestiona Sabino al tiempo que critica esta afirmación taxativa sobre una realidad que, en la práctica, responde a las preocupaciones de la generación de boomers.
"Si yo fiera joven hoy en día, estaría muerto de miedo ante este tipo de mensajes 'opinosos' sobre el futuro que estamos haciendo llegar a la juventud y que responden a las necesidades de un modelo económico en el que crecimos sus predecesores, con todas sus flaquezas", ha expuesto contundente Sabino.
Tal vez los jóvenes de hoy en día no vivan peor que sus padres
En primer lugar, Sabino Méndez ha refutado la afirmación taxativa que sostiene que, por primera vez, los jóvenes vivirán peor que sus padres debido a que, según explicaba el sabio, "cada vez que ha habido una guerra, la generación posterior ha vivido peor porque tenía que lidiar con las estrecheces de la reconstrucción".
Asimismo, nuestro sabio de guardia se ha preguntado si, en efecto, caminamos hacia un futuro exento de libertad religiosa, sexual o de cualquier índole y, al comprobar, que de hecho, la evolución parece caminar en pro de los derechos humanos, se ha vuelto a cuestionar el porqué de tal afirmación, llegando a la conclusión de que el significado oculto tras la palabra "peor" apela a un menor poder adquisitivo.
"En un modelo de pensamiento mercantilista donde lo importante es tener capital, tener menos dinero es peor, pero no creo que sea ese modelo el único que encontramos en la mente de los seres humanos y mucho menos de los jóvenes", ha expuesto el sabio apuntando que "si todo lo que es peor se redujera a tener menos dinero, todo sería muy simple".
"Ese 'peor', dicho de una manera taxativa, quiere ocultar toda la cara mas desagradable del progreso económico: estrés, consumismo, la falta de sostenibilidad... Dudo que el mundo sea peor si los jóvenes se libraran de todo eso", ha añadido.
Del mismo modo, Sabino ha criticado que se juzgue a los jóvenes que quieran tener hijos pronto porque es algo que "dependerá de lo que quiera hacer cada uno con su vida". Sin duda una afirmación que, de nuevo, sitúa al capital en primer plano ya que el ansia del éxito laboral podría chocar con el deseo de la maternidad o paternidad temprana. También ha cuestionado la aparente obligación de mudarse al extranjero para conseguir un buen trabajo que proporcione bienestar económico ya que "quizá haya quien prefiera tener menos éxito y quedarse junto a los paisajes y a las personas con las que ha crecido".
Tiempo para la reflexión
Nuestro sabio ha propuesto una reflexión sobre lo que ha calificado como "tópicos aceptados como hechos consumados".
"Con esos mensajes, les marcamos implícitamente unos objetivos: queremos que se formen, pero también queremos que se informen, que miren la tele, las redes, que salgan y que viajen, que estén, que estén al día de las nuevas tecnologías y pendientes de sus contactos con el móvil. ¿Qué papel le hemos dado a la reflexión y la contemplación en todo eso?", se preguntaba Sabino.
"Para ser felices necesitarán saber ellos quienes son, no que se lo digamos nosotros, y para eso necesitan tomarse su tiempo para reflexionar y contemplar el mundo que les rodea sin hacer nada", añadía el sabio apuntando que "el día que un antropoide se negó a ir de caza con el resto de la tribu y se quedó quedando los colores del amanecer o del atardecer nació la contemplación poética".
"Con estos mensajes lo que les estamos diciendo a nuestros jóvenes es que no queremos pagar la contemplación y la reflexión, así que nos podíamos preguntar si no les estamos robando el tiempo y dirigiéndoles una vida en la que no tendrán tiempo para nada", ha concluido contundente.