Ahora, que no hay visitantes, se ven hasta los peces. El agua ha dejado de ser opaca en Venecia. En Venecia se ha pasado del caos a la calma. Casi no se ven ni los buses acuáticos, ni los vaporettos. No hubo el baile de máscaras, cuando ni siquiera la peste del siglo XIV detuvo el carnaval de Venecia.
Me cuenta mi amiga Lucia, que es veneciana…me cuenta Lucia que en la laguna sur no hay movimiento, ella jamás la vio así. El tráfico de barcos y góndolas se ha esfumado. Por primera vez, las aguas venecianas no sienten el movimiento ondulatorio. Lo que los italianos llaman el moto ondoso. Ha desaparecido ese vaivén como consecuencia del trajín náutico por los grandes canales. Ese el movimiento ondulatorio del que tanto se han quejado los remeros y activistas medioambientales.
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